El pelo rizado es precioso. Incluso nos atreveríamos a decir que cuando luce cuidado, bonito y saludable, es el más impresionante de todos. Sin embargo, al contrario que con el pelo liso, los rizos necesitan mucho tratamiento y buenas técnicas para que se mantengan impresionantes. Y a veces tanto mantenimiento nos da pereza. Hay muchos factores en contra del cabello rizado: falta de hidratación, poca elasticidad, encrespamiento o exceso de peso.
Muchas veces todo esto se soluciona sabiendo lavar bien el cabello. ¿Algo tan básico se puede hacer mal? Pues sí se puede. No podríamos decir que está mal hecho, pero —desde luego— si queremos conseguir un cabello rizado luminoso, con rizos marcados, flexibles y con movimiento, y no hacemos este paso, estamos consiguiendo el efecto contrario. Y todo este se soluciona haciendo (redoble de tambores) 'scrunching'. No te asustes que te lo vamos a explicar.
El 'scrunching' es una técnica muy conocida para definir rizos y ondas de forma natural. Consiste en aplicar un producto para el cabello (como gel, mousse, crema para rizos) y luego amasar o apretar suavemente el cabello con las manos desde las puntas hacia las raíces. El objetivo es ayudar a realzar la textura natural del cabello, aportando definición, volumen y control del encrespamiento. Hasta aquí pensarás: ¿y cuál es la novedad? La novedad es las veces que repetimos el proceso y el momento en el que lo hacemos. Esta técnica se hace cuando ya hemos lavado el pelo. 'Scrunch' (crujir) es lo que buscamos cuando queremos —entre otros motivos— romper la rigidez de los rizos cuando aplicamos el gel.
Por su parte, el 'pulsing' lo vamos a hacer dentro de la bañera, vamos, mientras nos lavamos el pelo. Con el pelo mojado, apliquemos el acondicionador, lo haremos apretando, abriendo y cerrando las manos, de las puntas a la raíz. Aplicamos un poco de agua y volvemos a repetir el proceso. Así varias veces. Después quitaremos con agua todo el producto del cabello.
Vas a notar muchísimo la diferencia. ¡De nada!