La segunda ola epidémica de gripe de la temporada 2021/2022 y las olas de calor del verano provocaron el incremento del 2,96 por ciento de la mortalidad que se produjo en 2022 en España, año en el que el país registró 464.417 defunciones, lo que supone 13.373 fallecimientos más respecto a 2021, según revela el informe 'Patrones de Mortalidad en España, 2022', que ha publicado este miércoles el Ministerio de Sanidad, informa Ep.
El documento, que analiza las características de la mortalidad general y por causa de muerte en la población residente en España según sexo, edad y comunidad autónoma de residencia, explica que la mortalidad tiende a seguir un patrón estacional por el que el mayor número de defunciones se produce en invierno y el menor durante el verano. Sin embargo, en 2022 esto no se observó, pues los meses de verano registraron una mayor cifra de muertes que los de invierno.
En concreto, el informe señala que en los meses de junio y julio tuvo lugar un incremento notable de fallecimientos, pues estos fueron, respectivamente, un 14 y un 26,1 por ciento superiores al año previo. Estos meses, junto a marzo, abril, mayo y agosto constituyeron el periodo del año en el que la mortalidad fue mayor, en comparación al mismo lapso temporal de 2021.
El documento sobre 'Patrones de Mortalidad en España' relaciona el incremento de mortalidad con la actividad gripal acontecida entre las semanas 10 a la 28 de 2022, que corresponde con el periodo que comprende desde el 4 de marzo al 14 de julio, según información del Instituto de Salud Carlos III. Asimismo, alude a los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) para indicar que el verano de 2022 fue "el más caluroso" del siglo XXI y que se produjeron tres olas de calor.
No obstante, el informe destaca que la cifra de fallecimientos en 2022 fue inferior a la de 2020, primer año de la pandemia de Covid-19, con 29.359 defunciones menos. De hecho, en relación con las muertes causadas por esta enfermedad, las defunciones se redujeron de 40.039 en 2021 a 31.672 en 2022.
El documento indica que la tasa de mortalidad bruta en 2022 fue de 972 defunciones por 100.000 habitantes, mientras que la tasa de mortalidad ajustada por edad fue de 840,9 fallecimientos por 100.000 habitantes. La evolución de este parámetro en las últimas cuatro décadas revela una tendencia descendente, a excepción de lo sucedido en 2020, cuando esta tasa aumentó un 16,2 por ciento con respecto a 2019 debido a la pandemia. En 2022, la tasa de mortalidad ajustada por edad aumentó un 1,6 por ciento en comparación a 2021, pero fue un 8,2 por ciento inferior en relación a la tasa de 2020.
Por comunidades autónomas, la tasa de mortalidad bruta por 100.000 habitantes indica que en Asturias (1.387,3 muertes/100.000), Galicia (1.298,7), Extremadura (1174), Cantabria (1.154,1) y Aragón (1.152,2) fueron las comunidades con más fallecimientos en relación a su tamaño de población.
En cuanto a las principales causas de muerte, las 15 primeras de acuerdo al número de defunciones fueron el cáncer, enfermedades del corazón, Covid-19, enfermedades cerebrovasculares, enfermedad de Alzheimer, accidentes no intencionales, enfermedades crónicas de las vías respiratorias inferiores, diabetes mellitus, neumonía e influenza, nefritis, nefrosis y síndrome nefrótico, enfermedad hipertensiva, enfermedad de Parkinson, suicidio, enfermedad crónica del hígado y cirrosis hepática, y septicemia.
En total, estas causas fueron responsables de las tres cuartas partes de todas las defunciones en España, concretamente, del 74,1 por ciento del total. Mientras, casi la mitad del total de muertes (48%) corresponde a las tres primeras causas: cáncer (23,7%), enfermedades cardíacas (17,9%) y Covid-19 (6,8%).
En comparación con 2021, las tasas de mortalidad ajustadas por edad disminuyeron en el caso de la Covid-19 (-24,4%), el cáncer (-0,1%), las enfermedades cerebrovasculares (-1,4%) y la enfermedad crónica de hígado y cirrosis (-5,3%). Para el resto de causas, esta tasa se vio aumentada y destaca el incremento de la neumonía e influenza, que fue la que experimentó un mayor aumento respecto a 2021, en concreto del 42,2 por ciento, lo que el documento atribuye a la ola de gripe.
El documento incluye también información sobre mortalidad, tabaco y alcohol, pero diferencia las muertes "relacionadas" con estas sustancias a las "atribuibles" a ellas. Así, los fallecimientos relacionados con el tabaquismo fueron en total 94.265, mientras que las atribuibles, que solo tienen en cuenta fallecimientos por cáncer de pulmón, suman 22.727. La tasa de mortalidad ajustada por edad atribuible al tabaquismo ha descendido un 30 por ciento en hombres, mientras que ha aumentado un 117 por ciento en mujeres desde 2001, lo que se relaciona con la incorporación tardía de ellas al consumo de tabaco.
Respecto a los fallecimientos relacionados con el alcohol, en 2022 hubo 26.474 y las atribuibles a esta causa, que incluyen muerte por síndrome de seudo-Cushing inducido por alcohol o trastornos mentales y del comportamiento debidos al uso de alcohol, entre otros, fueron 1.727, lo que supone la cifra más alta desde 2010.
Por otra parte, el informe incluye un apartado sobre la mortalidad relacionada con la calidad del sistema sanitario y utiliza para hacer esta medición las defunciones causadas por hernia abdominal, por apendicitis y por efectos adversos de los medicamentos, en línea con los parámetros que sigue la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Así, en 2022 se produjeron 3.238 defunciones por hernia abdominal, lo que supone 157 defunciones más que en 2021 y refleja un incremento continuado de los fallecimientos por esta enfermedad desde 2001. En cambio, el número de muertes por apendicitis, que se ha mantenido prácticamente estable en los últimos años, con alrededor de 75 defunciones anuales, aumentó a 91 en 2020, a 90 en 2021 y 95 en 2022. En el caso de las muertes atribuibles a los efectos adversos de los fármacos, esta presentaba una tendencia descendente desde 2010, pero hace dos años se duplicó con 65 defunciones en comparación a las 36 del año anterior.
Por último, en relación con los datos de mortalidad infantil, se produjeron 869 defunciones en niños menores de un año, lo que supone una tasa de 2,6 fallecimientos por 1.000 nacidos vivos, una magnitud un 3,4 por ciento mayor a la tasa de 2021 y un 35,3 por ciento menor que en 2001. En cuanto a la tasa de mortalidad neonatal, esta se situó en 1,8 defunciones por 1.000 nacidos vivos (-36,5% respecto a 2001), mientras que la tasa de mortalidad postneonatal fue de 0,9 defunciones por 1.000 nacidos vivos (-32,6% en relación a 2001).
Las 10 primeras causas de muerte infantiles en 2022 produjeron el 59,7 por ciento de todas las defunciones en menores de un año en España. La quinta parte se corresponden a malformaciones congénitas, deformidades y anomalías cromosómicas.
La lista la completan hipoxia intrauterina y asfixia al nacimiento; trastornos relacionados con la duración corta de la gestación y con bajo peso al nacer; síndrome de la muerte súbita infantil; sepsis bacteriana del recién nacido; enterocolitis necrotizante del feto y del recién nacido; hemorragia del recién nacido; dificultad respiratoria del recién nacido; feto y recién nacido afectados por complicaciones maternas del embarazo; y trastornos cardiovasculares originados en el periodo perinatal, informa Ep.