Empeñado
Ancelotti en convertir a
Tchouameni en defensa central sacrificó al joven
Asencio. La cautela le pudo costar un disgusto por el penalti innecesario del francés, superado. Al filo del descanso el Atalanta neutralizó el gol de
Mbappé. Después del susto y de que
Courtois volviera a vestirse de héroe, el talento superó a la clase media.
Vinicius aprovechó un regalo y
Bellingham mostró su mejor faceta todoterreno, la que le encumbró la temporada pasada al olimpo del madridismo. Marcaron los ‘Tres Tenores’, se consiguió una victoria imprescindible, de esas que hacen especial al Madrid en Champions, y al término del partido el prolongado abrazo entre
Carlo y
Davide, padre e hijo, primer y segundo entrenador, fue la imagen más descriptiva de lo que ocurrió, del trago que ambos pasaron y de la liberación que supuso el, finalmente, apretado triunfo (2-3). Una derrota habría complicado su futuro, posiblemente.
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