Nunca se había visto algo así en el mundo del béisbol. En realidad, en ningún ámbito deportivo. El sitio oficial de la Major League Baseball (MLB) anunció en la madrugada del lunes el fichaje millonario del dominicano Juan Soto por los New York Mets: 765 millones de dólares por 15 temporadas, lo que equivale a unos 724 millones de euros. Jamás un contrato había alcanzado una cifra semejante, aunque sí existen deportistas que, en promedio, han ganado más dinero por temporada del que Soto recibirá durante su estancia en los Mets. El acuerdo entre el dominicano y el equipo de Queens supera al que el año pasado firmó el japonés Shohei Ohtani con Los Angeles Dodgers (700 millones de dólares por diez años). Este movimiento ha generado un importante revuelo en las Grandes Ligas, dividiendo opiniones entre quienes lo consideran una jugada financiera audaz y los que advierten que podría exacerbar las desigualdades competitivas y económicas en la liga. ¿Y quién es Soto? Nacido en Santo Domingo hace 26 años, llegó a Estados Unidos siendo un adolescente para jugar en los Washington Nationals, quienes, tras desarrollarlo en las ligas menores, lo hicieron debutar en la MLB con solo 19 años, convirtiéndose en el más joven en la historia de la franquicia. Un año después, ya era uno de los mejores bateadores de la liga y lideró a su equipo a ganar la Serie Mundial por primera vez. Tras cinco temporadas en Washington, rechazó una oferta de renovación de 440 millones de dólares por diez años, convencido de que su talento le permitiría asegurar un contrato mucho más lucrativo en el futuro. No se equivocó. Después de dos temporadas en los San Diego Padres y una última campaña en los New York Yankees , se convirtió en agente libre, con total libertad para elegir su destino. Su equipo actual le ofreció 760 millones por 16 años, mientras que los Boston Red Sox y los Toronto Blue Jays también presentaron propuestas ambiciosas. Sin embargo, ninguna igualó la oferta estratosférica de Steve Cohen, el magnate que compró los Mets en 2020 y que vive obsesionado en conseguir el tercer título de Serie Mundial para la franquicia, algo que no logran desde 1986. Este fichaje no solo promete beneficios deportivos, sino también económicos y mediáticos, como un aumento en la asistencia al Citi Field y en las ventas de productos oficiales. Este contrato marca un antes y un después, no solo para Soto, sino también para las Grandes Ligas. Al promedio anual de 51 millones de dólares se suma un bono por firma de 75 millones, asegurado gracias a su estatus como agente libre. A pesar de su juventud, ya no se cuestiona si alcanzará el Salón de la Fama, sino si su nombre será comparado con el de leyendas como Willie Mays, Babe Ruth o Ted Williams. Algunos han comparado este fichaje con el de Alex Rodríguez, otro beisbolista de origen dominicano, quien en 2001 firmó con los Texas Rangers por 252 millones de dólares, el contrato más grande de su época. Sin embargo, aquello sirve como advertencia: los Rangers no lograron construir un equipo competitivo alrededor de su estrella debido a las limitaciones económicas que generó el acuerdo. Tres años después, 'A-Rod' fue traspasado a los Yankees sin cumplir los objetivos planteados. El anuncio del fichaje de Soto, que aún debe ser oficializado por los Mets, ha generado críticas, especialmente entre los ejecutivos de otras franquicias. Equipos de mercados pequeños, como los Oakland Athletics o los Tampa Bay Rays, difícilmente pueden competir con este nivel de gasto. Este debate ha reabierto la discusión sobre la implementación de un tope salarial en la MLB, similar al que rige en la NBA o la NFL. No es descabellado, considerando que los ingresos de la liga superaron el año pasado los 11.000 millones de dólares, superando a los de la NBA y acercándose a los 18.000 millones que genera la NFL, el deporte rey en Estados Unidos. Soto ha garantizado el futuro económico de su familia por generaciones, pero deberá cargar con una enorme presión. Está llamado a liderar a una franquicia que históricamente ha vivido a la sombra de equipos más prestigiosos. Eso sí, el contrato incluye una cláusula que obliga a los Mets a demostrar resultados concretos después de cinco años para garantizar su continuidad. Un 'win-win' de manual.