En el último capítulo del Seminario “La Ética del Psicoanálisis”, Lacan expone que la ética para el psicoanálisis sería “la relación de la acción con el deseo que la habita” y hace la siguiente proposición: “La única cosa de la que el sujeto puede ser culpable es de haber cedido en su deseo”; situando la renuncia al deseo en la base de todo sentimiento de culpa.