En una reciente publicación en sus redes sociales, donde tiene casi 10 millones de seguidores, el presidente ultraderechista Javier Milei compartió una caricatura de sí mismo personificado como la Estatua de la Libertad, sosteniendo con la mano derecha una antorcha encendida con la palabra “faro”.
Al cumplirse un año de asumir el poder en Argentina, el economista ultraliberal se ha convertido en una especie de fetiche para la derecha global, con una lista de seguidores que van desde presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump y la italiana Georgia Meloni al magnate Elon Musk, por ejecutar con relativo éxito un programa de ajuste del Estado y desregulación de la economía manteniendo un respaldo social estable.
“Dijeron que no teníamos el volumen político para gobernar, que éramos una organización fácilmente infiltrable, que no nos alcanzaban los diputados, los senadores, que no teníamos gobernadores, dijeron que no sabíamos de política, que éramos torpes y que no sabríamos negociar”, recordó Milei, quien incursionó en la política hace apenas tres años por fuera de los partidos políticos tradicionales.
“En definitiva, todos daban por hecho que íbamos a fracasar en lo político y hoy reconocen, entre dientes, estar sorprendidos con el manejo del poder que tiene este gobierno”, remarcó el libertario días atrás al hacer un balance de su gestión en la Conferencia Política de Acción Conservadora que se reunió por primera vez en Buenos Aires.
Pero, ¿es tal su éxito? ¿Tienen los argentinos la misma percepción sobre su gestión?
“Argentina parece aún sumida en un inmenso “wait and see” (esperar y ver), estirando su paciencia bajo una sola consigna: la performance económica lo es todo”, adelantó la consultora Zuban Córdoba y Asociados en un informe sobre el primer año de Milei.
El mandatario, que asumió el 10 de diciembre de 2023, sacó al país sudamericano de una inflación galopante con un doloroso plan de ajuste y disciplina fiscal: cerró el grifo de la emisión monetaria, recortó el financiamiento a las provincias y universidades, suspendió la obra pública, redujo subsidios a la energía y el transporte, eliminó ministerios y despidió a miles de empleados púbicos, entre otras medidas.
Del 25.5 por ciento mensual que marcó su primer mes de gestión la inflación se desaceleró a 2.7 por ciento en octubre, la más baja de los últimos tres años, según datos oficiales.
A su vez, ejecutó una melodía agradable para el mercado y los empresarios al barrer con decenas de regulaciones en el sector energético y la salud privada, entre otros. También impulsó un blanqueo de activos que inyectó más de 15 mil millones de dólares al sistema bancario local y que le permite mantener en calma al siempre volátil mercado cambiario.
Como contracara de su plan económico la pobreza se disparó a más del 50 por ciento y el Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo, con una proyección de caída de entre 2.5 y 3.2 por ciento para este año. Sectores clave como la industria, la construcción y el comercio minorista enfrentan dificultades significativas.
En tanto, el consumo se derrumbó: en octubre la caída fue superior al 20 por ciento interanual y acumula 12.8 por ciento en el año, al ritmo de una fuerte pérdida del valor real de salarios y jubilaciones.
“Siempre estuvimos mal, pero este momento viene con más agresión”, se quejó Rubén Cocurullo, de 76 años, quien percibe una jubilación mínima equivalente a unos 300 dólares que no le alcanzan para llegar a fin de mes. A ello se suman los recortes en los beneficios para acceder a medicamentos más baratos.
“¿Quieren matarnos? Se proponen el exterminio de los adultos de entre 60 y 90 años”, dijo el hombre en una reciente protesta frente a la obra social de los jubilados. “Los jubilados no somos más rentables para el sistema capitalista, no producimos ganancias y lo único que producimos son gastos”.
Si bien la mayoría de la población tuvo que ajustarse fuerte el cinturón, “al analizar la película completa es difícil de negar cierta estabilidad en los principales indicadores de aceptación de la gestión”, reportó Zuban Córdoba. La imagen positiva de Milei osciló entre 42 y 45 por ciento.
Para su director, Gustavo Córdoba, el control de la inflación “es el verdadero diferencial, el hecho objetivo que este gobierno puede mostrar a diferencia de los gobiernos anteriores” y que pone en segundo plano “sus déficits considerables en transparencia, seguridad o educación pública”.
A Milei también se le cuestiona su forma explosiva. El mandatario ha denostado en público a reconocidos periodistas, a los cuales tilda de “ensobrados” (sobornados), y ha dado vía libre a sus seguidores para insultar en las redes sociales a sus detractores, sean dirigentes de la oposición, artistas o ciudadanos comunes.
En materia institucional el gobierno ha limitado el acceso a la información pública y no ha logrado el consenso político para imponer a sus dos candidatos a ocupar puestos vacantes en la Corte Suprema.
A tono con su postura antifeminista, el ultraderechista prohibió el lenguaje inclusivo en la administración pública y en las Naciones Unidas votó en soledad contra una resolución que contempla intensificar los esfuerzos para prevenir y eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas.
En política exterior proclamó un alineamiento incondicional con Estados Unidos e Israel, que sobreactuó con el despido de la canciller Diana Mondino luego del voto del representante argentino ante la ONU contra el bloqueo estadounidense a Cuba, algo que el país sudamericano venía rechazando desde hace años.
Y llamó a otros líderes de su mismo pensamiento a conformar una “internacional de la derecha” a la vez que estrechó la mano del presidente chino Xi Jinping y le propuso venderle más productos argentinos, pese a que en la campaña había prometido no relacionarse con “comunistas”.
Pero estos aspectos menos valorados de su gestión terminan neutralizados por la estabilidad de la macroeconomía.
“Caen las expectativas de una crisis económica y empieza a surgir una visión más optimista del país”, señaló un estudio de la consultora Moguier y Asociados tras un relevamiento de octubre en el que el 42 por ciento de 1 mil 300 consultados dijeron temer por el futuro, la cifra más baja en lo que va del año.
Los analistas coinciden en que la inflación controlada, sumada a la fragmentación opositora, proyectan un escenario favorable para Milei en su segundo año de gobierno, cuando enfrentará su primera prueba electoral en los comicios para renovar el Congreso, que actualmente no controla.
Pero el ultraderechista se plantea desafíos mayores. “El mundo ha sido sumergido en una oscuridad profunda y exige a gritos ser iluminado. Y nosotros podemos y debemos echar esa luz”, expresó. “Argentina puede ser un faro para el mundo, un faro de faros. Podemos ser ejemplo para un Occidente que necesita desesperadamente reencontrarse con las ideas de la libertad”.
VIVA LA LIBERTAD CARAJO...!!! pic.twitter.com/VDXshF1ENF
— Javier Milei (@JMilei) December 9, 2024