A Donald Trump le gusta ser impredecible. Es parte de su estilo de negociación según él mismo lo refiere en su texto “The art of the deal”.
Esto quiere decir que puede cambiar de opiniones y visiones de manera intempestiva y a veces errática.
Durante su campaña planteó que su gran adversario era China, a quien amenazó con imponer un arancel de 60 por ciento a todos los productos importados de ese país.
Luego resulta que ya como presidente electo, cambió los términos y amenazó con un arancel de 25 por ciento a México y Canadá, pero como castigo por no hacer lo suficiente para contener la migración y el tráfico de fentanilo.
Y, en cambio, a China el arancel ya solo sería del 10 por ciento.
Algunos ven en ese hecho la influencia… o la factura, de Elon Musk.
Parecía que México y Canadá podrían exentar el arancel anunciado mediante acciones claras en el control de los migrantes indocumentados y en el trasiego de fentanilo y sustancias precursoras.
El pasado fin de semana, en un nuevo giro, invitó a México y a Canadá a convertirse en estados de la Unión Americana.
“A Canadá lo subsidiamos por una suma de más de 100 mil millones de dólares al año y a México, por casi 300 mil millones ¿Por qué subsidiamos a estos países? Si vamos a hacerlo, que se conviertan en un estado”, dijo Trump, en el programa Meet The Press de NBC. Obviamente se trataba de una broma… ¿o no?
Justamente, generar esa duda es parte de la estrategia de Trump.
La presidenta Sheinbaum contestó correctamente señalando que rechazaba ese diálogo a través de los medios y subrayando que México es un país independiente y soberano.
Además, refirió que el pretendido subsidio del que habla Trump son las exportaciones del país.
En su primer periodo como presidente, Trump condenó los déficit comerciales que tenía Estados Unidos con muchos países del mundo, señalando que eso reflejaba un comercio disparejo.
De acuerdo con cifras del Departamento de Comercio, en 2016, cuando Trump ganó su primera elección, el déficit comercial que Estados Unidos tenía con México era de 69 mil 332 millones de dólares. En 2023, la cifra creció a 161 mil 382 millones de dólares.
Con Canadá, pasó de 16 mil 303 millones de dólares a 72 mil 329 millones.
Pero, resulta que con China el déficit es de 278 mil 716 millones de dólares, superior a los de México y Canadá juntos.
Va a ser difícil que a Trump se le pueda convencer mediante argumentos.
Pero quizás a algunos integrantes de su equipo, sí.
Uno de los personajes con los que hay que hablar es con el próximo secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien, aunque es partidario del uso de los aranceles, entiende la dinámica del comercio internacional y difícilmente respaldaría un arancel generalizado de 25 por ciento para los dos países que son socios de EU en el TMEC.
Howard Lutnick, quien será el secretario de Comercio, es también partidario de los aranceles, pero visualiza claramente que el problema principal de Estados Unidos es con China, lo que da margen de negociación.
Otro cargo fundamental es el de Jamieson Greer, nominado como Representante Comercial. Como brazo derecho que fue de Robert Lighthizer, en el primer mandato de Trump, conoce de primera mano el TMEC, lo que es una ventaja y desventaja para México. Pues sabe de los méritos del tratado negociado, pero también conoce cuáles son las debilidades mexicanas.
Por otro lado, como Lighthizer y otros, identifica claramente que el adversario comercial y estratégico de EU no es México sino China, país del que señala, debe ‘desacoplarse’ Estados Unidos.
Trump seguirá siendo imprevisible por estrategia y estilo, y también errático.
Creo que lo que conviene a nuestro país es emprender acciones para que se siga colgando medallas en los temas que a Trump le interesan, como migración y seguridad, y al mismo tiempo ir tejiendo la relación con algunos integrantes de su equipo que pueden ser más proclives a escuchar argumentos económicos.
Para ello, va a ser fundamental el sector privado mexicano.
Ojalá que su organización en el “cuarto de junto” tenga la potencia que tuvo en el pasado, y que el gobierno la escuche.