Su rostro era como el de un niño envejecido prematuramente o como el de un viejo algo aniñado. Había algo raro en aquel careto, algo que no cuadraba. Unos finos rizos empapados de sudor se precipitaban sobre su frente. La cámara se acercaba despacio hasta conseguir un primer plano demoledor. Entonces sonó la voz de Joselito, el pequeño ruiseñor. Mirando al objetivo, más o menos, dijo algo así: «¿Ustedes de verdad creen que tengo algo que ver con esos 2 kilos de cocaína?». El tembleque de su cabeza, el timbre quebrado que gastaba, su aspecto, en fin, no ayudaban a creer en su inocencia . Sucedió en 'La máquina de la verdad', aquel programa liderado por Julián Lago, y me...
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