El líder de los rebeldes sirios, el islamista Abu Mohamed al Jolani, se reunió el lunes con el ex primer ministro del país para coordinar el "traspaso de poder", al día siguiente de la caída del gobierno de Bashar al Asad tras una ofensiva relámpago.
Al Asad huyó de Siria ante el avance fulgurante de una coalición de rebeldes liderados por la organización islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS), que tomó la capital el domingo y puso fin a más de cinco décadas de gobierno de la dinastía fundada por el padre de Bashar, Hafez al Asad.
Siria llevaba sumida en una guerra civil desde 2011, cuando el gobierno de Al Asad reprimió de forma feroz una ola de protestas pacíficas, lo que derivó en un conflicto que dejó 500.000 muertos y obligó a la mitad de la población a huir de sus hogares.
Al Jolani, que usa ahora su verdadero nombre Ahmad al Shareh, se entrevistó con el ex primer ministro Mohamed al Jalali "para coordinar un traspaso del poder que garantice el suministro de los servicios" a la población, indicaron los rebeldes en un comunicado.
El partido Baaz, del presidente derrocado, subrayó que apoya una transición "para defender la unidad del país".
Por su parte, el canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente francés, Emmanuel Macron, declararon el lunes que están "dispuestos a cooperar con los nuevos dirigentes", según la cancillería alemana.
Miles de personas se reunieron el lunes frente a la cárcel de Saydnaya, un símbolo de las atrocidades cometidas en las últimas décadas, para buscar a sus familiares, muchos de los cuales estuvieron años en este recinto en las afueras de Damasco.
Los Cascos Blancos, una red de socorristas que durante el conflicto operaron en las zonas controladas por los rebeldes, informaron que buscan a prisioneros atrapados en escondites y sótanos.
El gobierno que Asad heredó de su padre un complejo de prisiones usado para reprimir cualquier disidencia al partido gobernante.
Un combatiente rebelde reveló a la AFP que halló unos 40 cuerpos en la morgue de un hospital cerca de Damasco con evidentes señales de tortura.
Al Jolani anunció el martes que publicará próximamente una lista de las autoridades del anterior gobierno "implicadas en torturas contra el pueblo".
Aida Taha, de 65 años, contó que recorrió las calles "como una loca" en busca de su hermano, detenido en 2012.
"Llevamos mucho tiempo oprimidos", afirmó la mujer que señaló que todavía hay detenidos en los sótanos y que necesitan los códigos de las puertas para entrar.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), una oenegé que monitorea el conflicto, estimó que al menos 910 personas, entre ellas 138 civiles, murieron desde el inicio de la ofensiva de los rebeldes el 27 de noviembre.
Según los expertos, el gobierno de Al Asad no pudo sostenerse sin el apoyo de sus aliados, ya que su principal respaldo, Rusia, está centrado en Ucrania, e Irán y el movimiento libanés Hezbolá están desgastados por sus enfrentamientos con Israel.
Numerosas personas se congregaron en la Plaza de los Omeyas de Damasco para celebrar la caída del régimen.
"Nunca pensamos que esta pesadilla fuera a terminar", dijo Rim Ramadan, de 49 años, que acudió a la rotonda donde muchos sirios agitaron la bandera con tres estrellas rojas, símbolo de la oposición.
Al Jolani afirmó el domingo desde la mezquita de los Omeyas, en Damasco, que el triunfo de los rebeldes lo era "para toda la comunidad islámica".
Al Jolani, nacido en 1982, se ha distanciado de su pasado vinculado a organizaciones yihadistas como Al Qaida. Además, se deshizo de su turbante, recortó su larga barba y usa ropa militar occidental.
Pero HTS sigue siendo considerada como un grupo "terrorista" por los gobiernos occidentales.
Con la caída de Al Asad, Austria, Alemania, Bélgica, Suecia, Dinamarca, Noruega, Suiza, Reino Unido, Países Bajos e Italia decidieron suspender las tramitaciones de asilo de los ciudadanos sirios, en un contexto de auge de la extrema derecha en el continente.
El gobierno francés también estudia medidas similares.
La ONU afirmó que quien acabe en el poder en Siria deberá pedir cuentas al régimen de Al Asad.
Sin embargo, no esta claro cómo podría Al Asad rendir cuentas ante la justicia, sobre todo después de que el Kremlin se negara el lunes a confirmar las informaciones de las agencias de noticias rusas de que había huido a Moscú.
La embajada de Siria en Moscú izó la bandera de la oposición.
Por su parte, Israel, que comparte frontera con Siria, envió tropas a una zona tampón en el este de los Altos del Golán anexionados, en lo que el canciller Gideon Saar describió como una acción "limitada y temporal" por "razones de seguridad".
Pero esa movilización de tropas israelíes "constituye una violación" del acuerdo de retirada de 1974 entre Israel y Siria, advirtió este lunes la ONU.
El movimiento Hezbolá libanés, que fue aliado del régimen de Al Asad, condenó el lunes los ataques israelíes en Siria y expresó su apoyo "a Siria y su pueblo".
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó que la parte del Golán sirio anexionada por Israel pertenecería a su país "para toda la eternidad".
Según el OSDH, Israel efectuó más de 100 bombardeos contra sitios militares de las fuerzas de Al Asad en Siria este lunes, incluyendo un centro de investigación situado en Damasco.
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