América Latina se enfrenta a riesgos derivados de la incertidumbre política que emana de Estados Unidos; sin embargo, cuenta con una flexibilidad probada para gestionar el volátil contexto global. Por ello, se asignó la perspectiva “neutral” para los soberanos de la región para 2025, indicó Fitch Ratings.
Sostuvo que “las políticas comerciales y migratorias de la administración entrante de (Donald) Trump son inciertas, pero probablemente audaces, lo que supone un riesgo para la región”, aunque las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China podrían reforzar los incentivos para el nearshoring en Latinoamérica.
Fitch añadió que el proteccionismo generalizado de Estados Unidos podría limitar la tendencia del nearshoring hasta que disminuya la incertidumbre. “El endurecimiento de las políticas migratorias estadounidenses afectará a las economías que dependen en gran medida de las remesas, aunque no está clara la viabilidad de las deportaciones a gran escala u otras medidas”.
A través de un análisis estimó que el crecimiento de América Latina será de 2.2 por ciento el siguiente año, desde el 1.8 por ciento esperado para 2024. Esto será reflejo de un repunte en Argentina y una amplia estabilidad en otros lugares.
La calificadora también precisó que la región experimentó menos inestabilidad política en 2024 que en años anteriores, aunque persisten los riesgos políticos que dificulten las perspectivas de reformas y ajustes fiscales necesarios, o cambios en la Ley que resulten “perturbadoras”, lo que podría sacudir el ánimo de los inversores, como la reforma al Poder Judicial de México.
Además, Fitch indicó que las finanzas públicas seguirán como un punto débil y limitan las posibilidades de aplicar políticas anticíclicas en la región. Con esto, estimó una consolidación fiscal en la mayoría de los países soberanos en 2025, pero inferior a la prevista por las normas fiscales y los presupuestos.
En tanto, el descenso de los precios de las materias primas y la volatilidad de las condiciones de financiación exterior podrían plantear un reto a los bancos centrales de la región, en particular a los que siguen luchando contra los persistentes problemas de inflación.
“Esperamos que actúen con prudencia (los bancos centrales) para evitar una desviación de las expectativas de inflación. La moderación de los desequilibrios externos, la solidez de los sistemas bancarios, la solidez de las reservas de liquidez externa y, en algunos casos, la flexibilidad de las monedas deberían respaldar su capacidad para absorber las perturbaciones”.