Sin que pueda considerarse aún una cura para el cáncer, la inmunoterapia es vista como uno de los tratamientos promisorios para mejorar la calidad y la sobrevida de quienes padecen la enfermedad. De hecho, el Plan Nacional para el Control del Cáncer 2024–2030 contempla la inmunoterapia como una de las acciones para enfrentarlo. No obstante, debido a sus altos costos, los pacientes enfrentan muchas dificultades para acceder a ella. Las demoras en recibir una respuesta pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
El tratamiento tiene un costo de entre ¢2 millones y ¢13 millones, aunque, según la ministra de salud, Mary Munive, existe la posiblidad de generar una línea de acción con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para pagarla mediante el Fondo Estratégico o Fondo Rotatorio. Alfonso Tenorio, representante de este organismo en el país, explicó que al inicio los tratamientos innovadores son muy costosos, pero con su implementación, los precios bajan y mejora el acceso.
No obstante, mientras esa posibilidad se materializa, los enfermos de cáncer libran una dura lucha. En la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), decidir quiénes son candidatos a inmunoterapia no solo implica una valoración médica, sino también un dilema ético y económico que obliga a muchos a presentar un recurso de amparo ante la Sala Constitucional, a veces motivados por sus médicos tratantes.
Los reclamos de salud constituyen el 50% de los recursos de amparo (cerca de 16.000). Entre ellos, hay solicitudes de inmunoterapia. “La Sala le ha sostenido a la Caja que por términos económicos no puede negar un tratamiento”, declaró Luis Ardón, secretario del tribunal constitucional.
Aparte del costo, hay diferencias de criterios técnicos sobre su aplicación. Por esta razón, las resoluciones en este tema podrían tardar más, pues se requieren peritajes con medicatura forense.
El año pasado, 2.363 personas recibieron inmunoterapia en los hospitales de la Caja, una cifra baja si se compara con los cerca de 13.000 diagnósticos anuales de cáncer. De esos pacientes, posiblemente muchos debieron acudir a la Sala Constitucional, como Marilyn Chaves, de 43 años y vecina de San Francisco de Dos Ríos, en San José.
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En junio de este año, su hematóloga le informó de que la quimioterapia dejó de funcionar, por lo que su mejor opción era la inmunoterapia. Ella hizo la gestión ante la CCSS, pero fue rechazada, por lo que presentó un recurso de amparo que fue declarado con lugar el 15 de noviembre.
“Si no existiera la Sala, ¿cuántas personas habrían fallecido? Miles”, expresó Briceida Cantillo, representante de la Asociación Segunda Oportunidad de Vida (Anasovi) que apoya a pacientes con enfermedades críticas.
De acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, la inmunoterapia utiliza al sistema inmunitario para combatir el cáncer y, en los últimos 10 años, tomó relevancia. Si bien los resultados son prometedores con su aplicación vía oral o intravenosa, por ahora se utiliza cuando la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia no son efectivas.
Para Warner Alpízar, biólogo tumoral de la Universidad de Costa Rica, la inmunoterapia ha revolucionado el tratamiento del cáncer, pues no destruye directamente las células tumorales, sino que reeduca a las inmunológicas para que lo hagan.
En criterio de Iván Coto, médico oncólogo y especialista en biología molecular dirigida al cáncer, entre las ventajas más significativas del tratamiento está la reducción de los efectos secundarios típicos de la quimioterapia, ya que no causa caída del cabello ni disminución severa de las defensas, lo que posibilita una mejor calidad de vida.
La inmunoterapia, afirmó, también transformó la vida de pacientes con metástasis que en el pasado tenían pocas opciones. Incluso, en casos donde varios órganos están afectados, se logra extender significativamente la supervivencia y mejorar el control de la enfermedad.
Según el médico, en tumores como el melanoma avanzado, cáncer de pulmón y ciertos tipos de cáncer renal muestran excelentes resultados. Sin embargo, en otros, como en el cáncer de mama hormonodependiente, su eficacia no ha sido comprobada, por lo que se opta por terapias convencionales.
Aunque pueden presentarse efectos secundarios leves, como brotes en la piel o alteraciones en la tiroides, las complicaciones graves son raras y suelen manejarse eficazmente.
La edad no es determinante en la efectividad. En pacientes pediátricos, su sistema inmunológico es más robusto, lo que favorece una mejor respuesta, aunque son más susceptibles a efectos secundarios. En adultos mayores el panorama cambia, pues al tener un sistema inmunológico menos eficiente se limita la efectividad, pero también se reduce el riesgo de reacciones adversas.
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“La inmunoterapia es un avance que redefine nuestras estrategias contra el cáncer, pero también recalca la importancia de un diagnóstico temprano y una adecuada selección de tratamiento”, aseveró Coto.
La inmunoterapia está fuera de la Lista Oficial de Medicamentos (LOM), por lo que un médico debe presentar la solicitud ante un comité de farmacoterapia del hospital correspondiente. De ser aceptada, se envía a un centro médico central que toma la decisión.
Según Ricardo Pérez, director de Fármacoepidemiología y coordinador del Comité de Farmacoterapia de la CCSS, los medicamentos evaluados deben cumplir dos requisitos clave: presentar una sobrevida de al menos cuatro meses o alcanzar una clasificación de capacidad funcional de 4 o 5.
Pérez destacó que fármacos sin eficacia comprobada o sostenibilidad económica no son considerados, y muchas solicitudes incluyen fármacos no registrados en el Ministerio de Salud, por lo que implementaron un sistema de asignación de recursos tres veces al año para medicamentos de alto costo al que se le han destinado unos $30 millones.
De acuerdo con el especialista, la CCSS no puede invertir solo en unos pacientes y dejar a otros sin atención, por lo que se priorizan tratamientos costo-efectivos.
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Sandra Rodríguez, del Comité de Bioética de la institución fue clara en que las justificaciones sobre la asignación de recursos deben ser fundamentadas. “Si no hay suficientes recursos, debemos explicar por qué y cómo se determinó que no eran adecuados para cada caso”, dijo.
Destacó la importancia de que todos los protocolos médicos sean revisados desde una perspectiva ética. En el caso de la inmunoterapia, afirmó que no se ha recibido uno que asegure el cumplimiento de los valores éticos y científicos promovidos por la institución.
Todas estas condiciones hacen que los pacienten luchen no solo contra la enfermedad, sino también contra un sistema que no siempre está preparado para atender de manera eficiente las necesidades urgentes, como señala Briseida Cantillo,
“El sistema de salud está lleno de trabas que retrasan los tratamientos, y eso impacta negativamente la salud de los pacientes”, afirmó la activista.
Pero no solo la desaprobación total retrasa los procesos, sino que a menudo solo uno de varios medicamentos es aprobado. Esto se debe a que, si se requiere más de uno, se hacen solicitudes individuales. Otras veces los documentos presentan errores, lo que obliga a solicitar aclaraciones.
“No podemos seguir dejando que los burócratas tomen decisiones que afectan la vida de las personas sin conocer a fondo las necesidades clínicas de los pacientes”, enfatizó la representante de Anasovi.
En el caso de Marilyn Chaves, ella presenta un linfoma de Hodgkin con esclerosis nodular, por el cual es atendida en el Hospital Calderón Guardia
Inicialmente recibió 12 sesiones de quimioterapia y 18 de radioterapia. Tras sufrir una recaída, volvió a someterse a quimioterapia y a un trasplante de médula ósea en el 2023.
Al inicio de su enfermedad, perdió la movilidad desde el pecho hacia abajo, por lo que también recibe terapia física. “Ha sido un proceso en paralelo, tanto para volver a caminar como para tratar el linfoma”, comentó.
Luego de que la Sala declarara con lugar el recurso que presentó para pedir la inmunoterapia, la Caja tenía cinco días para aplicarle la primera dosis, contados a partir de la notificación del voto de noviembre.
Aseguró que su acceso al tratamiento está condicionado por factores económicos, pues en la respuesta se le indicó que el pronóstico no compensa el gasto institucional.
La espera es difícil, ya que su enfermedad no conoce de tiempo, y teme que los plazos prolongados afecten su salud. “Me preocupa porque mi linfoma está progresando y, aunque intento mantener la calma, el estrés es inevitable”.
Consideró injusto que los pacientes con cáncer dependan de un recurso de amparo para recibir tratamientos que definen si viven o no, especialmente cuando es la única opción para su bienestar. A la Caja, le pidió comprender que al presentar un recurso de este tipo, lo que se quiere es seguir luchando por la vida.
“Con la inmunoterapia lo que espero es tener una mejor calidad de vida sin estar postrada en una cama o lidiando con efectos tan duros como los de la quimioterapia, que te dejan sin fuerzas, sin cabello y con malestares intensos”, manifestó.
El cáncer es la segunda causa de muerte a nivel nacional de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). En el 2022, fallecieron 5.360 personas por esta causa.
Cada año, esta enfermedad llama a la puerta de 13.000 personas, y podría duplicarse en los próximos 16 años, según estimaciones de la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer (IARC), parte de la OMS.
El último informe del INEC también expone un alto contraste en la tasa de mortalidad por cada 100.000 habitantes entre los grupos de edad, encabezada por las personas mayores de 65 años con una tasa de 678,4. Los niños y jóvenes de entre 0 y 14 años presentan la tasa más baja con un 1,6 de mortalidad, cifra que refleja la elevada cantidad de casos de éxito en estos grupos poblacionales.
Esas cifras también presentan una variación de acuerdo con el análisis cantonal. Las más altas se concentran en San Mateo, de Alajuela, y Montes de Oro, cantón de Puntarenas.
Por su parte, La Cruz de Guanacaste, y Monteverde, en Puntarenas, presentan las más bajas.
En hombres, hubo alrededor de 2.850 casos en el 2022. El de próstata es el más letal, con un 15,8% de las muertes. El cáncer de estómago sigue con un 13,4%, mientras que el cáncer de pulmón y el de hígado registran un 7,3% y 8,5%, respectivamente. El cáncer de colon también destaca con un 7,1%.
En mujeres se registraron 2.535 casos. El cáncer de mama es el más común, pues representa el 16% de las muertes. El de colon registra un 10,8%, seguido por el de estómago con un 8,5%. Otros, como el de pulmón y el de hígado, muestran un 6,4% y 6,1%, respectivamente, mientras que el cáncer de páncreas también alcanza un 6,1%.
La IARC prevé aproximadamente 23.000 casos nuevos para el 2040, lo que equivale a llenar más de la mitad del Estadio Nacional con nuevos pacientes.
Además, se estiman alrededor de 12.000 muertes para el mismo periodo.
Marcia Solano Miller es estudiante de periodismo de la Clase 16 de la Asociación de Periodismo Colaborativo Punto y Aparte. Es el encuentro entre periodistas y estudiantes de la carrera, quienes generan producciones periodísticas de alta calidad sobre las causas y las soluciones de realidades de riesgo social, y se mantienen vinculados para promover el buen periodismo.