En una era marcada por la apariencia, el psicoanalista y escritor José Eduardo Abadi ha reflexionado sobre el estado actual del amor en su libro 'El amor en tiempos de odio'. Junto a Patricia Faur y Bárbara Abadi, analiza cómo los vínculos afectivos han sido reducidos a conceptos superficiales, atrapados en un mundo de simulación y consumo. "¿Nos habremos creído que el amor es un producto más?", se pregunta Abadi.
El psicoanalista señala que las apariencias ejercen un control sutil pero poderoso sobre las relaciones actuales. "Uno cree que maneja la apariencia, pero es la apariencia la que lo maneja a uno", explica. En la búsqueda de ser valorados, las personas a menudo priorizan lo que muestran sobre lo que realmente son, perdiéndose en un simulacro que disuelve su autenticidad. Esta dinámica, acentuada por las redes sociales, impacta tanto a quienes están en pareja como a los solteros. Las plataformas digitales fomentan la necesidad de parecer interesantes, enamorados o felices, desplazando el trabajo genuino que requiere el amor. Según Abadi, el amor no es solo un sentimiento; es un ejercicio que involucra esfuerzo, intimidad y autoconocimiento.
El autor destaca la importancia de la intimidad en la construcción de buenas relaciones. La intimidad no se limita al ámbito privado, sino que permite a dos personas compartir una conexión singular y profunda.
En su libro, Abadi también advierte sobre los "predicadores del amor", figuras que prometen fórmulas para alcanzar la felicidad afectiva. Estas recetas simplistas ignoran la singularidad de cada individuo y convierten el amor en un producto más. "Creen que se ahorran el trabajo, pero compran fuegos artificiales", indica. Estos discursos crean expectativas irreales y perpetúan la insatisfacción.
El problema radica en la idealización: el amor como un estado de perfección inalcanzable. Abadi destaca que esta búsqueda constante de lo inalcanzable genera un vacío emocional. "La persona cree que debe haber algo mejor y, al no permitirse disfrutar lo que tiene, se empobrece", asegura.
La idea del compromiso también se ha visto distorsionada en la cultura contemporánea, asociándose más con una prisión que con una elección libre. Abadi plantea que el verdadero compromiso es, en realidad, un acto de libertad: elegir a alguien y renunciar a otras posibilidades no debería percibirse como una pérdida, sino como una afirmación de la voluntad y la conexión humana. La incapacidad de comprometerse está relacionada con el miedo al esfuerzo. "Hoy se vive el esfuerzo como un gasto, no como una adquisición", señala el autor.
El psicoanalista argentino redefine el ideal de pareja como un espacio de confianza, creatividad y juego. "La pareja debe aprender a compartir, reconociendo las diferencias y fomentando la intimidad", afirma. Esto incluye momentos de fusión y construcción conjunta, donde se encuentran el placer y la imaginación, dejando atrás la vergüenza y los dogmas que limitan la expresión genuina. No se trata de alcanzar una perfección idealizada, sino de abrazar la humanidad compartida, con sus imperfecciones y desafíos, como el camino hacia la felicidad posible.