Me atrevo, con el debido respeto, a dirigirle estas líneas, debido a la gravedad de la materia que se trata. Monseñor nació en el año 1965. En esas fechas, yo ya era miembro de la Adoración Nocturna. Cuando el sacerdote no podía asistir al final de la vigilia, dejaba abierta la puerta del sagrario para que la cerrase el presidente del turno. Era un sacrilegio que un fiel tocase algo sagrado.