Cada cierto tiempo, la UNESCO renueva su lista de Patrimonio Mundial para incorporar nuevos lugares del planeta, ya sean bienes naturales, culturales o mixtos. Y este 2024, la organización de Naciones Unidas ha incorporado veinticuatro nuevos sitios, con otros dos que ya estaban incluidos siendo ampliados. El Memorial de Nelson Mandela, en Sudáfrica, o las fronteras del Imperio Romano en la Dacia de Roma fueron algunas de las introducidas en la última selección del Patrimonio de la Humanidad, pero quizás el que más llamó la atención fue un puesto de perritos calientes austriaco, conocido como Würstelstand.
El Würstelstand de Viena, la capital de Austria, ha sido parte esencial del paisaje urbano de la ciudad durante generaciones. Se trata de un emblemático puesto de salchichas y perritos calientes, pero más allá de la venta de comida rápida, es un lugar de encuentro donde convergen personas de todos los ámbitos. Un símbolo de inclusión como si de un centro social o cultural se tratara, así como una enorme trascendencia culinaria que le acompaña.
"Este título es un reconocimiento para todos los vieneses que, con su calidez y encanto, hacen de los puestos de salchichas algo más que un simple bar, un lugar de encuentro donde se disfruta de la vida y la cultura", explicaba el alcalde de Viena, Michael Ludwig, tras el reconocimiento internacional ha esta puesto, tal y como explica la revista alemana Falstaff.
En sí, la cultura de los puestos de salchichas vienesas fue incluida oficialmente en el Registro Nacional del Patrimonio Cultural Inmaterial de Austria por la Comisión Austriaca de la UNESCO gracias a estos Würstelstände, pequeños puestos repartidos por toda la ciudad. Con la aprobación, los puestos de salchichas adquirieron un sello de calidad cultural y mayor visibilidad, aportando valor a un símbolo de Austria que se ve reforzado cada año por el apoyo de asociaciones creadas y dedicadas para su preservación.
Se trata de una tradición de los puestos de salchichas vienesas que tiene sus raíces en los tiempos del Imperio Austrohúngaro, cuando los antiguos soldados montaban puestos ambulantes de comida para ganarse la vida. Según explica AP, eran puestos sencillos y móviles, pequeños cubos con agua caliente donde se cocían las salchichas. Otros puestos más exclusivos eran transportados en carruajes tirados por perros o caballos, y también aparecieron aquellos tirados por tractores.
Sería en 1969 cuando estos puestos comenzaron a convertirse en una institución fija en la ciudad de Viena. Gracias a que se otorgó un permiso más amplio, apareció en la ciudad austriaca una nueva era de esta tradición gastronómica.
En la actualidad, las salchichas son una opción clásica que se sirven de diversas formas, así como existe una amplia variedad de salchichas como Frankfurter (ahumadas y de sabor suave), Käsekrainer (salchichas rellenas de queso, una delicia popular), Debreziner (picantes, con influencias húngaras) o Bratwurst (más gruesas y a menudo asadas).
"Lo especial de esto es que es una forma de gastronomía que todo el mundo puede permitirse. Aquí, el director general y, durante el baile de la ópera, una celebridad están al lado de un trabajador y el barrendero que acaba de terminar de limpiar la calle. Eso une a la gente", explicó Josef Bitzinger a AP.