Ledesma concluyó, luego de 184 días, su cosecha anual de caña de azúcar, con una molienda superior a la de 2023. Con la caña, la compañía jujeña fabrica azúcar, papel, alcohol, bioetanol, cuadernos y repuestos, productos electrolíticos y vajilla biodegradable. Además, el residuo vegetal de la cosecha de caña se aprovecha para generar energía renovable que Ledesma utiliza en sus procesos productivos.
Ledesma molió 3,4 millones de toneladas de caña, un volumen 11% superior al de 2023 y 13% por encima del de 2022, lo que marca una recuperación después de los tres años consecutivos de sequía que se habían dado desde 2020.
Según comunicó la empresa, la mejora en la producción de caña se debió a la gestión del riego propio que hizo Ledesma, y a la mejor distribución de las lluvias en la primavera y el verano anteriores a la zafra.
En ese sentido, Ledesma viene invirtiendo en tecnologías de riego para aumentar la eficiencia en el consumo de agua, y a ello se agregan las capacitaciones permanentes a colaboradores de la compañía que trabajan en esta actividad.
La producción de azúcar física fue de 300.000 toneladas, un volumen similar al del año pasado. La zafra termina además con una producción de alcohol y bioetanol de 61 millones de litros, y está previsto que ese número ascienda a 100 millones en el total final, luego de la destilación fuera de zafra durante los meses del verano.
Este volumen de alcohol representa un incremento de 37% respecto al año anterior, cuando la producción fue de 73 millones. En cuanto al papel embalado, Ledesma estima producir 96.000 toneladas.
Esta buena producción de caña permitirá a Ledesma consolidar un año récord en las exportaciones de azúcar, que llegarán a 240.000 toneladas y sustituirán en parte a una demanda más retraída en el mercado interno.
Cabe recordar que este año, Ledesma puso en marcha -con una inversión inicial de u$s 6 millones- su planta de producción de pulpa termomoldeada, en la que fabrica envases y recipientes biodegradables "Caña Pack" a partir de la caña de azúcar.
Los envases de pulpa termomoldeada representan una alternativa sostenible al plástico de un solo uso, ya que son reciclables, biodegradables y compostables, en línea con la política de sostenibilidad de Ledesma.