La decisión de Sánchez de enviar a Óscar López a Madrid tiene la pinta de reciclaje por fallo técnico. Las recompensas por el buen funcionamiento suelen ser otras. Quizá un cargo en la comisión europea, como Calviño y Ribera, pero no presentarse en Madrid contra el PP de Ayuso, la máquina mejor engrasada de la derecha española. Si Óscar López fuera un gigante de la política e imprescindible en el PSOE, Sánchez lo mantendría a su lado. La designación es un reciclaje en toda regla. Ha fallado en Moncloa y Sánchez lo quiere usar para otro menester. Eso sí: el objetivo no es desbancar a Ayuso, sino superar a Más Madrid y recuperar el segundo puesto en la región.
Óscar López ha fallado a Pedro Sánchez, de ahí que lo envíe a luchar contra los elementos «populares» con la seguridad del naufragio. La operación es un clásico del paracaidismo político con una misión oculta, porque López no tiene raigambre en el siempre escuálido PSOE madrileño. Hasta hoy no se ha trabajado a las bases ni a las agrupaciones, no ha visitado los municipios –no sabrá ni cuántos hay en la región–, y tampoco sabrá el nombre de los factótum en las localidades más importantes, como Getafe o Parla. Es un paracaidista que tendrá que improvisar aferrándose al argumentario monclovita.
A las bases y al electorado les contarán que es para echar a Ayuso, pero saben que no puede aspirar a tanto. Sin embargo, hay un objetivo alcanzable para el paracaidista: ocupar el segundo puesto en la región, el que tiene Más Madrid. Y para esto Lobato no valía. Sánchez quiere una guerra a muerte contra Ayuso, sin piedad, en la que se saque toda la artillería mediática con bulos y usando el aparato del Estado. No importa que las acusaciones sean falsas porque lo que busca el PSOE de Sánchez es el protagonismo en la polarización con la derecha, que es lo que no conseguía con Lobato. Esta bronca beneficiará a Ayuso, que se merendará a López, y perjudicará a Más Madrid, cuya líder es una absoluta desconocida y está más centrada en la descomposición de Sumar y en su lucha con Podemos. Si Óscar López consigue que el PSOE recupere el foco en detrimento de Más Madrid ya habrá cumplido su misión. Sánchez no quiere que los socialistas sean «llave» del gobierno de otros. Desea el poder, y lo tomará allí donde sea posible. Si alguien tiene que ser «llave» en Madrid, han pensado en Moncloa, que sean las chicas de Mónica García.
Así, el aterrizaje de Óscar López en Madrid no puede inquietar al PP, como tampoco asustó la llegada de Reyes Maroto, de la que ya nadie se acuerda. A quien debe inquietar es a los acomodados burgueses de izquierdas de Más Madrid. El PSOE va a por ellos, a echarlos a un lado para convertirse en el partido hegemónico de la izquierda en Madrid. Los socialistas lo tendrán fácil a poco que se esfuercen. Más Madrid está muy tocado. Mónica García no funciona como ministra de Sanidad, y su empeño en acabar con Muface no sentará bien a los 250.000 funcionarios madrileños. El caso de Iñigo Errejón, además, ha dejado a la formación sin credibilidad en el discurso feminista, que es el campo donde compite con el PSOE. La guinda sería el fichaje de Yolanda Díaz por el partido socialista, que ya suena. Esta debilidad extrema de Más Madrid justifica la maniobra de Moncloa. Habría que ser «mema» para no hacerlo.
Ahora bien, no sabemos si Óscar López estará a la altura de la misión. No ha triunfado en nada hasta ahora. Fracasó frente al popular Juan Vicente Herrera en Castilla y León y dejó el PSOE autonómico hecho trizas. También allí fue un paracaidista. Lo mandó Zapatero en 2008 con tres años por delante para las elecciones. ¿Resultado? El PP sacó el mejor resultado de su historia.