El rápido avance de las milicias rebeldes en Siria hacia Alepo y Hama ha suscitado la pregunta de la implicación de Turquía, durante años potencia protectora de los grupos de la oposición armados, pero ahora a favor de un proceso de reconciliación con el régimen del presidente sirio, Bachar al Asad. Oficialmente, Ankara niega toda implicación en la reciente ofensiva y el presidente turco, el islamista Recep Tayyip Erdogan, se limitó este lunes a desear que la guerra termine "acorde a las exigencias legítimas del pueblo sirio".
"Turquía no interviene en los combates que tienen lugar en Alepo", dijo el fin de semana el ministro de Exteriores turco, Hakan Fidan, aunque el lunes matizó que la responsabilidad principal recaía en el régimen de Al Asad por "no haber resuelto los problemas internos".
Turquía controla desde 2016 varias zonas en el norte de Siria con ayuda de milicias locales agrupadas bajo el nombre del Ejército Libre de Siria (ELS), apenas relacionadas ya con el frente armado de este mismo nombre a inicios de la guerra civil siria. Varios de estos grupos participan en la ofensiva rebelde, liderada por la islamista Organización de Liberación de Levante, Haiat Tahrir al Sham (HTS), heredera del Frente Nusra, que estuvo vinculado al terrorita Estado Islámico.
El HTS domina la provincia de Idlib, fronteriza con Turquía, en una coexistencia con cierta presencia militar turca, aunque no está claro cuánto control tiene Ankara sobre esta zona. Según lo acordado en 2017 con Rusia e Irán en el proceso de Astaná, por el que se instauró un alto el fuego en la zona de Idlib, Turquía tendría que haber desarmado a este grupo, para que Damasco suspendiera sus ataques contra Idlib.
"Sin embargo, Ankara no ha sido capaz de desarmar a estas milicias y el HTS incluso formó un gobierno local. Si ahora el HTS ataca Alepo, ¿se puede absolver Ankara de su responsabilidad?", se pregunta el periodista turco Mehmet Ali Güller en una columna en el diario opositor Cumhuriyet.
Para la prensa afín al Gobierno de Erdogan, la ofensiva es motivo de alegría poco disimulada y numerosos medios publican la foto de una bandera turca izada en la ciudadela de Alepo, interpretándola como una histórica afinidad de la población a Turquía y su pasado otomano. El diario islamista Yeni Safak incluso afirmaba "celebrar" la "conquista de Alepo" y tildando a la oposición laica e izquierdista de Turquía de malos patriotas por no celebrar este "éxito".
El diplomático turco retirado Engin Solakoglu asegura en el diario izquierdista Sol que los grupos del ELS que participan en la ofensiva, están "financiados por el contribuyente turco", son "la carta más potente" de Ankara en Siria y que su presencia desmiente la postura oficial de no estar implicado. "Turquía no para de cometer errores en su política siria. Decir que no está implicada es sólo ocultar la responsabilidad del Gobierno", dijo a EFE el vicepresidente del partido socialdemócrata CHP, Ilhan Uzgel.
"Siempre hemos dicho que Turquía debería abstenerse de actos que perjudiquen la integridad territorial siria. Intentar controlar Siria a través de peones y apoyar al HTS es un error grave", agregó el político opositor. En estos combates hay "una muy obvia intervención de fuera para minimizar la influencia de Irán y Rusia en Siria", dijo. Uzgel recordó que Ankara persigue dos objetivos en el país: alejar de su frontera a las milicias kurdas, que considera terroristas, y evitar una nueva oleada de refugiados.
La ofensiva del HTS contra Tel Rifat al noreste de Alepo, forzando la retirada del YPG kurdo que lo dominaba desde hace ocho años, es así una victoria para Ankara. Pero si el régimen de Asad es capaz de lanzar próximamente una contraofensiva que obligue al HTS a replegarse o incluso ceder terreno en Idlib, no está claro que Turquía pueda evitar la oleada de refugiados que teme.