Vaya por delante: de fútbol no entendemos ni siquiera los que creemos que entendemos. Nadie habría pronosticado del City los marcadores que está teniendo y, siendo sincero, como dije en esta misma sección, creía que el tramo de calendario que le llegaba al Barça tras perder ante la Real le vendría bien para retomar la dinámica positiva. Por eso relativicé bastante aquella derrota en San Sebastián. Celta y Las Palmas son equipos que juegan pero que a la vez dejan jugar y esa percepción previa es la que me llevó a quitarle hierro a un partido en el que a la Real le salió todo, con un despliegue físico tan grande que a su entrenador,
Imanol, le obligó a hacer un cambio masivo en la segunda parte para mantener aquel grado de marcaje al rival. La realidad, luego, le dio en la cara al Barça. Y admito que estoy sorprendido. En Balaídos, al Barça se le fueron dos puntos que tenía ganados en el minuto 82 y, sin querer quitar méritos al Celta, fue mucho más por errores propios que por otra cosa. Y lo del sábado en Montjuïc contra Las Palmas me confirma que cuando se celebra algo históricamente se demuestra que hay un alto riesgo de despiste. Si no, repasen los centenarios de Barça, Real Madrid o Atlético y fíjense en la estadística. El caso es que, ante un rival de la zona baja pero muy metido en faena, el Barça perdió un partido que con algo de ‘chiripa’ habría ganado, con mala suerte habría empatado y con muy mala suerte, perdería, como así ocurrió. Lo peor de esta reciente cosecha de puntos, 1 sobre 9, es por un lado haberle lanzado un chaleco salvavidas al Real Madrid, que estaba mirando ya con recelo a
Mbappé y, por otro lado, el mal efecto que puede tener en la confianza del barcelonismo. Es un sentimiento muy culé, aunque tampoco es exclusivo, pasar del cielo al infierno según sople el viento del último marcador. Ni cuando se ganó 0-4 en el Bernabéu ya teníamos el triplete en el saco, ni ahora vamos a quedar fuera de los puestos Champions viendo el calendario que viene, con partidos fuera ante Mallorca y Betis. Esperemos que
Flick mantenga la autoestima de la plantilla y que, ahora que ya se oye “cuidado con este Mallorca”, el Barça recupere su velocidad de juego. Es verdad que puede haber un descenso en el tono físico tras haber empezado la Liga como un caballo de carreras pero es clave que los jugadores sepan manejarse en fases no tan exuberantes. Esto se decide no antes, ni después, sino durante. Vuelvo al inicio. De fútbol no sabe nadie al 100%. Si no, habría desde hace décadas más millonarios con las quinielas.
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