Diego Álvarez revisa su reloj mientras espera en el andén de la estación de Luceros. Con el patinete plegado junto a sus pies, se pregunta si este será un viaje más o si tendrá problemas con la nueva normativa del TRAM. Como él, decenas de usuarios de Alicante han tenido que reorganizar su rutina diaria desde que Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) implantó, el 1 de diciembre, una restricción que limita a dos unidades el acceso de bicicletas y patinetes eléctricos en sus trenes y tranvías.