Entre lo malo y lo peor. El diagnóstico que los expertos hacen sobre el mercado del alquiler para el año que viene es de todo menos alentador. Todas las previsiones coinciden en que los precios seguirán al alza dado que el gran desequilibrio existente entre oferta y demanda seguirá sin corregirse, lo que contribuirá a agravar el problema ya existente en este mercado.
«La oferta disponible se encuentra en niveles mínimos, la competencia entre familias por una misma vivienda se ha cuadruplicado y los precios siguen creciendo. Las políticas que nos han conducido a esta situación de emergencia siguen aplicándose y no hay visos de que vayan a reconducirse en los próximos meses. Al contrario, las presiones para seguir profundizando en ellas están aumentando, lo que podría empeorar aún más el acceso de las familias a la vivienda en alquiler», resume Francisco Iñareta, portavoz de Idealista.
La plataforma, muy pesimista, observa dos posibles escenarios, «uno muy malo y el otro peor». El primero se dará, a su juicio, sobre todo en las grandes ciudades donde todavía no se han aplicado los controles de precio de la Ley de Vivienda. En estas zonas, explica Idealista, la oferta de alquiler seguirá cayendo, aunque, al encontrarse ya cerca del suelo tras varios años de desplome, «es posible que las caídas sean más suaves o que incluso se estabilicen». «La inseguridad que sienten los propietarios seguirá haciendo mella en la accesibilidad de las viviendas, ya que solo se sentirán seguros si su nuevo inquilino responde a un perfil de alta cualificación financiera y bajo riesgo de impago. Los precios, por su parte, seguirán creciendo con fuerza al ser la demanda muy superior a la oferta», explica Iñareta.
Fotocasa también avanza una subida de precios en el entorno del 7% para el año que viene por la crisis de oferta tan severa que atraviesa el sector. Y añade al hilo del argumento de Idealista sobre el casting para seleccionar sólo a inquilinos solventes que esta selección tendrá dos consecuencias. La primera, «la expulsión del mercado de los inquilinos con rentas más bajas, que en muchos casos desechan la idea de emanciparse», explica María Matos, jefa de Estudios y portavoz de esta web. La segunda, añade, «el aumento de la demanda de habitaciones en viviendas compartidas como solución habitacional al no poder hacer frente al precio de una vivienda completa y rebajar así la tasa de esfuerzo salarial».
Sobre la grave situación generada por la selección de inquilinos, en la presentación del informe Informe del Mercado Inmobiliario, Actualidad y Perspectivas 2024 de Forcadell y la Universitat de Barcelona (UB), el economista Gonzalo Bernardos aseguró días atrás que «una vivienda de 900 euros en Poble Sec (Barcelona) tiene más de 900 solicitudes y los propietarios hacen unos castings que ni Steven Spielberg».
El peor de los escenarios se dará según Idealista en aquellas zonas en las que la dureza de la intervención del mercado del alquiler es mayor: Cataluña principalmente, pero también es posible que se sumen País Vasco, Navarra y Asturias. En estas zonas, argumenta Iñareta, «los propietarios se seguirán sintiendo especialmente perseguidos y sin ningún incentivo para mantener sus viviendas en el mercado, por lo que la reducción de la oferta será mucho más marcada que en el resto del país». Solo en la ciudad de Barcelona el stock de alquiler disponible se ha reducido en un 75% en cinco años en los que ha tenido dos periodos de control de precios, por lo que «es esperable que las nuevas ciudades que se animen a intervenir los precios, que ya cuentan con parques exiguos de viviendas en el mercado, verán cómo la oferta prácticamente desaparece y la dificultad de acceso a la vivienda por parte de sus ciudadanos se dispara», dice el portavoz de Idealista.
Más allá de los efectos que está teniendo la intervención de precios en las denominadas zonas tensionadas, Matos también afirma que el arrendamiento se ha transformado por completo por la intervención en el tope de actualización de las rentas impuesto en 2023 y 2024, que ha «limitado la rentabilidad de los inmuebles desincentivando a los propietarios a mantener sus viviendas en el régimen de alquiler residencial habitual».
Juan Ramón Prieto, director de Operaciones de Solvia, añadía en las últimas previsiones de la compañía que «la imposición de límites a los precios en áreas con alta presión está llevando a muchos propietarios a trasladar sus propiedades al sector turístico en busca de mayores ganancias, lo que intensifica aún más el mercado».