Culminado un Congreso Federal «de trámite» enfocado en exhibir unidad y cierre de filas en torno a la figura del secretario general, el partido se encamina ahora a una pugna en la que se exhibirán las costuras de la batalla interna por el poder. Los congresos regionales, que se sucederán en cascada, visualizarán el verdadero pulso que palpita en el PSOE, será donde el sector crítico –que no planta cara directamente a Pedro Sánchez– dé la batalla contra sus perfiles interpuestos. Los peones que quiere colocar en los territorios para controlar feudos hasta ahora críticos están ya preparados. Sin embargo, se van a medir los tiempos. No habrá precipitación.
La estrategia que va a seguir la dirección es de «guerra relámpago», según reconocen fuentes socialistas. El objetivo es no quemar preventivamente a los candidatos, algunos más destacados que otros, para evitar que lleguen desfondados a la meta. No se prevé librar una contienda de desgaste. En Andalucía se anticipa el contexto más complicado. Juan Espadas salió del 41º Congreso Federal peor de lo que entró. Y eso que llegó señalado. Su discurso de reafirmación pública generó un profundo malestar interno y su cuestionamiento fue a más, porque él mismo se ocupó de dar muestras inequívocas de su debilidad.
El secretario general de los socialistas andaluces sufrió el ninguneo de sus compañeros, que evitaron respaldarle abiertamente, y la guinda la puso el propio Sánchez sin confirmarle como candidato en su alocución de cierre del cónclave. La corriente crítica contra Espadas es vigorosa, pero, a la vez, está disgregada y la falta de un candidato de unidad con el que plantarle cara complica la estrategia. A esto se suman las malas expectativas electorales, Andalucía es el primer territorio en abrir el ciclo electoral –si no hay adelantos– en 2026 y las expectativas de victoria ante un imponente Juanma Moreno, que no da síntomas de desgaste, desincentivan a los socialistas.
Aragón es el feudo crítico a conquistar. Tras años con el azote de Javier Lambán a la cabeza, su salida de la política abre una ventana de oportunidad para Sánchez. La portavoz gubernamental y ministra de Educación, Pilar Alegría, es la opción de la dirección. Desde su entorno deslizan que «solo concurrirá a las primarias para ganar» y ya está sondeando si hay agua en la piscina antes de lanzarse. Enfrente prevén encontrarse con el presidente de la diputación de Zaragoza, Juan Antonio Sánchez Quero, un perfil «lambanista», pero que en el entorno de Alegría reconocen como «un hombre de consenso».
Otro territorio en la diana por el distanciamiento de su líder es Castilla y León. Luis Tudanca se posicionó abiertamente contra la dirección federal, intentando una maniobra para adelantar sus primarias en contra de lo pactado con Ferraz y criticando los movimientos para desestabilizar su candidatura. Su ataque de sinceridad en una entrevista en «Más de Uno», de Onda Cero, le valieron el reproche de su partido y una sentencia en cuanto a su futuro: en la dirección tienen claro que no repetirá. El alcalde de Soria, Carlos Martínez, es el mejor posicionado para sucederle, según fuentes consultadas, porque tiene los apoyos internos suficientes para imponerse en primarias.
El frente de la Comunidad de Madrid que tantos quebraderos de cabeza le ha traído al partido, con la dimisión de Juan Lobato y su implicación de la jefa de Gabinete de Óscar López, Pilar Sánchez Acera, por su intercambio de whatsapps en los que se envió el correo sobre el novio de Isabel Díaz Ayuso, parece también orientado al liderazgo de Óscar López. El ministro para la Transformación Digital presentará oficialmente su candidatura este jueves, dos días antes de que venza el plazo. En ese laboratorio en el que se ha convertido el Congreso Federal de Sevilla, el hundimiento de Espadas contrastó con el lanzamiento de López, que ejerció ya oficialmente como oposición a Ayuso, dirigiéndole críticas directas. Desde Ferraz no ocultan que lo que ocurrió con Lobato es un aviso a navegantes: el que se mueva, no sale en la foto.
Atentos también a los movimientos en Extremadura. Nada más abrirse ayer el plazo, el secretario general, Miguel Ángel Gallardo, presentó su precandidatura. El proceso llega apenas nueve meses después de su triunfo en las primarias, tras la salida de Guillermo Fernández Vara, pero su elección ha supuesto un quebradero de cabeza para Ferraz porque ha exhibido un perfil mucho más crítico que su predecesor. No está previsto que surja un peso pesado que compita contra él, y tras su imputación, la idea es emular la estrategia de Sánchez: cierre de filas interno ante los frentes judiciales.