La Guardia Civil de La Rioja ha llevado a cabo una nueva intervención en la ciudad de Calahorra, que ha logrado, por sexta vez, desmantelar un entramado dedicado al tráfico de drogas en una de las zonas más complejas de la localidad Después de 11 meses de investigación, se logró la detención de cuatro personas y el desmantelamiento de cinco viviendas que se utilizaban para la ocultación, elaboración y distribución de sustancias como speed, marihuana y hachís.
Esta actividad llegó a generar un gran malestar e indignación entre los residentes de la zona, debido al constante trasiego de drogodependientes, algunos de ellos menores de edad, que acudían para abastecerse de estas sustancias.
Durante los registros de los inmuebles, los agentes intervinieron 1.100 euros en efectivo, 456 dosis de speed, 110 de marihuana, 73 de hachís, así como diversos utensilios utilizados en la manipulación, elaboración y distribución de las drogas.
Los detenidos, tres varones y una mujer, tienen edades comprendidas entre los 26 y los 50 años. Son de nacionalidad española y residen en Calahorra y Azagra (Navarra). Tres de ellos cuentan con antecedentes por reincidencia en la venta de sustancias estupefacientes.
Durante la investigación, el casco antiguo de Calahorra, con su intrincado laberinto de estrechas calles, se convirtió en un escenario complejo de vigilar. Estas vías estaban bajo el control de los llamados "aguadores", colaboradores de los traficantes encargados de alertar sobre la presencia policial, lo que representaba un gran obstáculo para los investigadores.
El jefe de los detenidos implementó un sistema de vigilancia mediante el pago a estos "aguadores" con droga, lo que dificultaba aún más las labores de los agentes, quienes se vieron obligados a actuar con extrema cautela. Esto les llevó a modificar y ajustar sus métodos de intervención en varias ocasiones para evitar ser detectados y garantizar el éxito de la operación.
La investigación reveló que, además de las ventas en los exteriores de los domicilios, también realizaban transacciones en bares de la localidad, aprovechaban las horas de máxima afluencia de personas para pasar desapercibidos.