La Comisión de Conservación de Pesca y Vida Silvestre de Florida (FWC), en colaboración con el FBI, ha logrado recuperar con éxito 37 monedas de oro robadas de naufragios españoles de la Flota de 1715 por parte de unos cazatesoros que habían sido contratados por la empresa 1715 Fleet-Queens Jewels LLC . Durante los trabajos para esta compañía, que detenta en exclusiva el salvamento de artefactos de estos pecios españoles, pese a ser ajena a la arqueología y sin experiencia en este ámbito, miembros de la familia Schmitt descubrieron en la llamada Costa del Tesoro de Florida 101 monedas cuyo valor asciende a «más de un millón de dólares» (más de 950.000 euros), según la FWC. Sin embargo, sólo notificaron el hallazgo de 51 de las monedas y posteriormente robaron la otra mitad del botín . Ante una nueva evidencia detectada el pasado 10 de junio, que relacionaba a Eric Schmitt con la venta ilegal de monedas de oro entre 2023 y 2024, las autoridades estadounidenses iniciaron una investigación que permitió recuperar monedas en residencias privadas, cajas de seguridad y subastas. Cinco de las piezas robadas habían sido compradas por un subastador de Florida, al parecer sin saberlo. La investigación forense digital avanzada identificó metadatos y datos de geolocalización que vinculan a Eric Schmitt con una fotografía de las monedas robadas que había sido tomada en las propiedades de su familia en Fort Pierce. También se descubrió que el investigado colocó tres de las monedas de oro robadas en el fondo del océano en 2016 para que las encontraran los nuevos inversores de 1715 Fleet-Queens Jewels, LLC. «Este caso subraya la importancia de salvaguardar el rico patrimonio cultural de Florida y responsabilizar a quienes buscan beneficiarse de su explotación», dijo la investigadora de FWC, Camille Soverel. Siguiendo las leyes estatales y federales estadounidenses, las monedas recuperadas serán devueltas a 1715 Fleet-Queens Jewels. Desde la FWC señalan su compromiso por recuperar las 13 piezas restantes y llevar ante la justicia a los involucrados en su venta ilegal. La hoy conocida como Flota de 1715 partió de La Habana (Cuba) con destino a Sevilla con remesas de oro y plata del Nuevo Mundo, pero el convoy naufragó cerca de las costas de Florida a causa de un huracán el 31 de julio de aquel año. Fue una de las mayores tragedias marítimas de todos los tiempos. Nueve buques se estrellaron contra arrecifes y rocas y otros dos fueron tragados por el oleaje, según Fernández Duro. El abogado español José María Lancho contó en este periódico cómo en 2010 llamó poderosamente la atención la noticia de que los herederos del cazatesoros Mel Fisher habían vendido «los derechos» sobre los pecios localizados de los buques hundidos de aquella flota a la empresa 1715 Fleet-Queens Jewels LLC. sin que ninguna institución del Estado de Florida ni del Reino de España expresara ningún obstáculo, ni siquiera verificara su solvencia arqueológica para salvaguardar el interés público relativo a esos yacimientos. «La compraventa de los derechos sobre los yacimientos consistió en una de las operaciones contractuales más absurdas, entre saqueadores, de la historia y, desde luego, definitorias de la obsesión discriminatoria del legado hispánico entre algunos sectores de los Estados Unidos», defendió Lancho. El abogado denunció hace casi una década que las empresas cazatesoros seguían extrayendo de esos pecios «año tras año su extraordinario contenido, arrancándolo a su contexto y destruyendo la correspondiente información, sin ni siquiera una garantía judicial de la auténtica localización de los objetos que en sede judicial se atribuyen anualmente a cada pecio concreto». Por entonces se había conocido el hallazgo de la familia de cazatesoros de los Schmitt, al servicio de 1715 Fleet- Queens Jewels, que ahora se descubre como una depredación aún mayor.