Durante los últimos días, la nueva red social Bluesky superó los 20 millones de usuarios y cada día más personas se le están sumando. La plataforma, posee una interfaz idéntica a Twitter y justamente, planea convertirse en una alternativa de X, en medio de la molestia de los usuarios con los cambios implementados por su dueño, el magnate Elon Musk.
Radio y Diario Universidad de Chile conversó con expertos sobre este éxodo de usuarios, además de las características que distinguen a Bluesky de otras redes sociales y de las posibilidades que tiene de convertirse en el nuevo Twitter.
La académica de la Facultad de Comunicación e Imagen (FCEI) de la Universidad de Chile, Patricia Peña, apuntó al sistema de algoritmos que regulan X, como uno de los principales factores detrás del descontento entre sus usuarios.
Pese a que recalcó que la moderación de contenidos ya venía cambiando previo a que Elon Musk comprara Twitter en 2022, Peña afirmó que ahora es una red social “que privilegia a cuentas de pago sobre los usuarios gratuitos”.
“Si yo tengo una cuenta de pago, si yo verifico mi cuenta, puedo ver menos anuncios. En la misma plataforma comenzaron a ocurrir una serie de cuestiones, como por ejemplo, que una persona que no tiene una cuenta pagada ve muchísima publicidad y una cantidad de contenidos que no necesariamente entiende por qué le aparecen, porque no eran temas que seguía. Hay mucha cantidad de cuentas, de bots, que están ahí para posicionar temas y que son cuentas que van desde posicionamiento de plataformas de streaming hasta criptomonedas. Esto ha hecho que en el último año ya muchas personas, muchas instituciones, incluso hayan dicho: ‘Esta no es una red donde nos sintamos cómodos y nos vamos a ir’”.
En una línea similar, el especialista en tecnología y académico de la Universidad de Santiago, Gustavo Alcántara, mencionó la integración del comercio al ex Twitter, además de nuevas funciones que no han terminado por convencer.
“Lo que se buscó con X fue capitalizar esta base de usuarios y los usuarios que estaban en Twitter, al final de toda esta experiencia nueva, se dan cuenta de que no era a lo que ellos habían ingresado de manera inicial. Es como cuando uno firma un contrato y va pasando el tiempo y esa relación ya no es la misma, porque se han cambiado ciertas políticas que te fuerzan a vivir una experiencia distinta”, ejemplificó.
Patricia Peña también aludió a un factor político. Luego del triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales en Estados Unidos y de que este pusiera a cargo a Elon Musk del nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental, usuarios comenzaron a abandonar X a modo de protesta.
“Esto se cruza con un tema político y es que efectivamente Elon Musk se va a transformar en una figura clave dentro del próximo gobierno de Donald Trump. Él, particularmente, a través de sus mensajes en el mismo X ha dejado entre ver cómo es su lógica, cómo entiende lo que es la libertad de expresión y lo que es la comunicación dentro de su plataforma. Ese es un punto no menor porque estamos hablando de un millonario, de un dueño de empresa que está tratando de imponer su visión respecto de lo que es la libertad de expresión”, advirtió.
Bluesky fue creada por uno de los fundadores de Twitter, Jack Dorsey y tiene sus orígenes en 2019. Sin embargo, hasta hace pocos meses, la plataforma era cerrada y solo los usuarios que eran invitados podían acceder.
De acuerdo a Gustavo Alcántara, “la propuesta de valor más grande que Bluesky propone es la utilización del protocolo AT, que permite a los usuarios de esta red social transferir datos entre sus servidores independientes”.
El académico de la Usach precisó que no es que la información “la guarden directamente los servidores de Bluesky, lo que se busca es que si tú tienes un servidor propio, lo puedas integrar a esta red social y toda la data la guardes tú. Esa es como la nueva propuesta, indicarle a los usuarios: ‘Tranquilos, los datos son suyos, no los vamos a usar nosotros para fines propios’”.
Del mismo modo, Patricia Peña aseguró que “el espíritu que hay detrás de Bluesky es, más bien, que cada uno decida dónde quiere armar su propia red social”. “Si quieres, puedes tomar la que te ofrece Bluesky, pero también puedes crear una propia”, comentó.
La académica de la Universidad de Chile lo comparó con la plataforma discord. “En discord, yo entro a una plataforma que dice: ‘Tú vas a poder crear tu red’. Puedo crear una red chica, acotada, en que por ejemplo, sean personas que están interesadas en el medio ambiente. Yo ahí decido crear un servidor propio, una comunidad propia en donde yo voy a invitar a las personas que a mí me interesan y vamos a quedarnos conversando en ese espacio. También está la opción de ir a un servidor general, en donde están todas las otras personas. Por eso, es una lógica totalmente distinta”, explicó.
Consultado respecto a las posibilidades de Bluesky de reemplazar a X, Gustavo Alcántara indicó que en este momento sí tiene chances, principalmente por su propuesta de red social descentralizada.
“Si hacemos una encuesta rápida, si les preguntamos a las personas si quieren que los datos sean suyos o que la empresa guarde la información y finalmente pueda sacar provecho de esto, la verdad es que todas las personas van a indicar que quieren estar en una red social que tenga esta propuesta donde el usuario elige lo que quiere ver, y no se le propone a la fuerza cierto contenido. Este tema del protocolo de comunicación abierta, que es el protocolo AT, viene siendo una opción para que Bluesky sea, a futuro, la red social tipo Twitter que sea más masiva”, estimó.
En contraste, Patricia Peña, señaló que X y Bluesky son cosas diferentes y que en el mundo de las plataformas, “lo que hemos aprendido hasta ahora, es que más que una reemplace a otra, es más bien que tienen focos y objetivos distintos y no las podemos comparar”.
A su juicio, lo interesante ahora “es ver que tanto X y otras plataformas digitales evolucionan en un mundo donde cada vez más hay exigencias para que existan marcos regulatorios más definidos sobre el rol que juegan estas plataformas en materias como desinformación o todo lo que tiene que ver con cierto discurso de odio, porque finalmente es allí donde ocurren hoy día las conversaciones sociales”.
“Es mucha la responsabilidad que tienen estas plataformas respecto de lo que conversamos, lo que opinamos, lo que se publica, lo que censura, lo que se informa. Ese es el debate que viene”, sostuvo.