A Gonzalo Boye la vida le llevó donde quería. Un hombre de acción, de acción carcelaria. Lo mismo abriendo un buzón con un mensaje cifrado, que quizá oteando entre planos y caminos a la ciudad de Barcelona para marear aquella 'Operación Jaula' que ¿buscó? a Puigdemont sabiendo, hasta en la China, que buena parte de los Mossos siempre serán 'los Mossos' por simple estadística ideológica y hemeroteca. Tiene Boye algo de un explorador de los márgenes legales, y es de esa clase de chilenos que vienen a España a rascarnos las costuras del sistema, que son muchas, amparados en su irresistible prosodia. Podría uno encontrarle lejano paralelismo con Ábalos, pero Boye torea una alopecia, Kojak de Waterloo, y Pepelu viste...
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