El XLI Congreso Federal del PSOE no pasará a la historia por grandes apuestas o renuncias políticas e ideológicas, pero sí por el culto a la personalidad de Pedro Sánchez y de su familia durante este fin de semana largo en Sevilla. Es importante subrayar el elemento familiar, puesto que Sánchez es el primer dirigente socialista en la historia del PSOE que identifica la secretaría general del partido con la familia del titular de la misma. No se trata de que la acción de la Justicia, que investiga los indicios de corrupción en el entorno del presidente del Gobierno, haya situado a su esposa y a su hermano bajo la lupa de la opinión pública, sino que Begoña Gómez se ha vuelto a exhibir y presentar como un activo del socialismo, como ya ocurrió en determinados actos de la campaña electoral de la primavera de 2023. Así como la familia es un elemento más que define el carácter personalista de la manera en que Sánchez ejerce el poder, las peripecias judiciales de su Gobierno, de las que en la última semana los españoles tuvieron pruebas más que suficientes, han determinado que el presidente quisiera un congreso sin líos. Para ello, Sánchez ha encerrado al PSOE dentro del 'muro' mental que definió en su investidura: todo es aceptable con tal de evitar que la oposición llegue al poder. Y esto significa que España seguirá ayuna de una política de consensos y augura que la dinámica de confrontación que Sánchez ha convertido en su seña de identidad para gobernar, primero con una coalición Frankenstein y después sin siquiera ganar las elecciones, perdurará hasta 2027 y quizá más allá Con todo hay varias cuestiones que hacer notar. Primero, Sánchez ha decidido dejar de hacer guiños a los jóvenes de su partido, arrollando con la disciplina partidaria las manifestaciones más 'wokistas'. Es el caso de las eliminación de la Q de 'queer' y del signo '+' de las siglas LGTB, atendiendo a las protestas de las feministas clásicas. También cae en esta categoría la parsimonia con que se despachó la tradicional reclamación de las Juventudes Socialistas a favor de la república. A cambio se acepta apoyar que el derecho a voto sea desde los 16 años. La nueva comisión ejecutiva de Sánchez , que fue aprobada con un 90 por ciento de los votos, pasa de 49 a 54 miembros con 16 caras nuevas. Hay una representación generosa de ministros y delegados del gobierno que garantizan que la voluntad del Ejecutivo cohesionará al partido y viceversa. Esta gubernamentalización del partido queda en manos de María Jesús Montero y Santos Cerdán, dos pilares del sanchismo. Sánchez también ha tenido tiempo de ser generoso y recupera a Fernández Vara para la comisión ejecutiva y le concede a Emiliano García Page una aparente victoria nominalista con un texto sobre financiación autonómica que defiende, al mismo tiempo, la multilateralidad y la bilateralidad, que es lo mismo que decir que se hará lo que a Sánchez le convenga. Así las cosas, el presidente del Gobierno ha decidido convertir la táctica electoral del muro, a la que recurrió en 2023 para evitar una victoria cantada de la oposición, en una estrategia de largo aliento. Finalizado este cónclave, tras las alusiones al 'lawfare' y los homenajes de rigor a Zapatero, empezará la verdadera batalla por el control de las federaciones territoriales. Se augura que allí donde no hay poder institucional, habrá guerra abierta porque las heridas causadas por la derrota en la municipales y autonómicas del año pasado no se han cerrado. El Congreso que debía reparar las estructuras territoriales del partido, ha terminado reforzando al líder.
