Con el ambiente navideño encendido y en medio de la sana competencia entre Badalona y Vigo por disponer de unas fiestas con el máximo esplendor y lucimiento, junto al extremo interior del canal de 350 metros que unirá el puerto deportivo de la ciudad catalana se alza el árbol más alto, una estructura metálica de 42 metros de altura. Marina de Badalona también es el nombre que recibe el establecimiento del grupo Sallés Hotels, un icónico edificio de 14 plantas de altura y 181 habitaciones que acoge, además de un spa, el restaurante gastronómico Tastavents, el mejor de Badalona. El edificio es el que más llama la atención en esta parte del litoral barcelonés por su altura y silueta blanca con ventanas romboides que reflejan el azul del cielo y el mar. Su posición juega un papel estratégico, no solo para la ciudad de Badalona, sino también para Barcelona, al ser el establecimiento donde se alojan muchos de los patrones y propietarios de los barcos que ocupan los 626 amarres de Marina Badalona o los jugadores de los equipos que compiten en el cercano pabellón de básquet del Joventut, además de los turistas que optan por este rincón de la costa barcelonesa a tiro de piedra del centro de la capital. Durante el Cannes Yachting Festival, Marina Badalona fue el único puerto español con estand en ese salón náutico y despertó el interés de muchos de los propietarios de embarcaciones de entre 15 y 20 metros de eslora. A finales de 2025 estará lista la obra del viaducto del ferrocarril sobre el canal del Gorg , de 180 metros, que permitirá la conexión de una lengua de agua navegable de 32 metros de ancho y 325 metros de largo que conectará con el puerto, una obra que completará la transformación urbanística de esta zona al culminar el complejo portuario deportivo y sumar 200 amarres nuevos en el canal. En el interior del hotel de 4 estrellas que preside esta zona también predomina el color blanco y desde todos los ángulos de sus habitaciones se divisan las distintas facetas del Mediterráneo . Uno de los servicios del hotel es, precisamente, la denominada «carta de mar» en la que se incluyen servicios ligados a la actividad de la playa y el puerto deportivo, como motos de agua, transporte en taxi boat, salidas en velero o actividades acuáticas. De cara a estas fiestas navideñas, plagadas de comidas de empresa y reuniones familiares y de amigos, el Marina Badalona es una buena opción, al disponer de tres espacios gastronómicos con propuestas de ingredientes locales a pie de mar que se pueden degustar, por ejemplo, en el restaurante Tela Marinera, con previo paso por la vermutería El Fanal, o el cocktail bar El Far y visita a la azotea, donde se encuentra una piscina que une su perfil con el horizonte del mar y se divisan también imponentes vistas de Badalona y Barcelona. Pero es el restaurante Tastavents el que eleva la oferta gastronómica del establecimiento y de toda Badalona. Bajo la dirección ejecutiva de Didac Alcoriza, la ejecución magistral del chef Pau Sendra y la maestría en sala de Andrea Dinuno, el cronista probó del menú degustación «origen» de siete pases (65 euros y 25 más con maridaje) . Otro menú, denominado sensaciones, incluye en nueve servicios pescado de roca, cigala, gamba de Palamós, codorniz escabechada, presa ibérica, wagyu y caviar al precio de 95 euros y el suplemento de 35 si es con maridaje. Para Navidad y Fin de Año, el establecimiento también prepara menús especiales. Con un cóctel bellini que sustituye el tradicional melocotón por pera, regado con cava Sabaté i Coca de 2018, el chef dispuso como entrantes una croqueta de costillas con vinagreta y frutos rojos y un tartar de lubina con gel de vermú, yema de huevo y caviar. El preámbulo ya indicaba que l a cocina de Tastavents rezuma vanguardia y toques modernistas , pero sin abandonar la tradición mediterránea y el respeto por el producto. Siguió la caballa ahumada con yogur, pepino, pintas de romesco, uvas y caviar, un plato que se disfruta con cuchara, maridado con el Rueda La Capilla de 2022, mientras que el carpaccio de presa con cremoso de ceps, vinagreta de cacahuete, encurtidos y queso payoyo se acompañó en copa borgoña con Ventepico de Venta d'Aubert. Sin abandonar el mismo vino, llegó la angula a la brasa con gástric de zanahoria, beurre blanc de calamar y gel de naranja , un exquisito plato que también puede maridarse con el caldo de la variedad Godello de Regina Viarum de la DO Ribeira Sacra. Con el cordero a baja temperatura, acompañado de cous cous, nata agria, menta, orejones, germinados de mandarina y lima marroquí se sirvió el tinto de la variedad Mencía, también de Regina VIarum y Ribeira Sacra. Ya en el terreno de los postres, obra de la pastelera Marta Freixa, y con una sidra de hielo elaborada por Valverán con 20 manzanas, llegó una sopita de fresones servida en el cráter de un volcán con toques ácidos, lácteos y dulces con esponja de yogur y crujiente de fresa, mientras que con un Dolç de Mataró, elaborado con uva Monastrell de Alella, se sirvió chocolate de diferentes texturas, aceite de oliva picual de primera prensada y sal del Himalaya, antes del colofón de color y sabores de los petit four. La oferta invernal de Marina Badalona se completa con el Amaina Spa , un recinto inspirado en el movimiento de una gota que cae y se disipa en el agua hasta la quietud absoluta, donde además del clásico circuito termal, cuenta con cabinas de tratamiento con vistas al mar. Ideal como colofón de las fiestas.