San Mateo de Alajuela registra una tasa de embarazo adolescente casi idéntica a la de Mozambique, África, el segundo país con los números más altos, con 16,5 por cada 100 menores de 19 años. Le siguen en Costa Rica otros cantones también de la provincia de Alajuela: Río Cuarto y Los Chiles.
La tasa de embarazo adolescente en cantones rurales de Costa Rica se aproxima a las más altas del mundo.
Según el índice de competitividad nacional (ICN) de 2024, San Mateo registró en 2023 una tasa de 16,3 nacimientos por cada 100 mujeres adolescentes. Río Cuarto, por su parte, contabilizó 15,4 embarazos en esa población.
Estas cifras se aproximan a los 16,8 embarazos por cada 100 adolescentes en Níger, el país con la tasa más alta del mundo según datos del Banco Mundial al 2022.
Asimismo, la tasa de 15,4 embarazos adolescentes de Río Cuarto se acerca a los 15,9 que registró la República Centroafricana, la tercera nación de la lista.
Otros cantones ubicados en zonas rurales como León Cortés (15,1), Los Chiles (14,8), Talamanca (14,5), Turrialba (13,9), Matina (13,1) y Coto Brus (13,1), también registran alta incidencia en ese rubro. Esto ocurre pese a que, entre 2012 y 2021, Costa Rica experimentó una drástica caída en la tasa de embarazos por cada 100 adolescentes, que pasó de 19 a 9. No obstante, algunos municipios se quedaron en el camino.
En este rubro, hay una marcada diferencia entre las zonas rurales y urbanas. El Índice de Competitividad evidenció que los cantones de la GAM (Gran Área Metropolitana) registran un promedio de 6,7 embarazos por cada 100 adolescentes, mientras los municipios fuera de esa región contabilizan 10,5.
Juan Luis Bermúdez, jefe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) para Costa Rica, explicó que esta realidad refleja profundas desigualdades estructurales que afectan a las niñas y adolescentes, quienes enfrentan múltiples manifestaciones de violencia, incluida la sexual.
A pesar de los avances logrados en las últimas dos décadas, Bermúdez indicó que el problema del embarazo adolescente en Costa Rica está lejos de ser resuelto. Aunque las tasas de fecundidad adolescente en el país son inferiores al promedio regional de América Latina y el Caribe, aún persisten alarmantes disparidades, especialmente en zonas rurales, fronterizas y con alta diversidad cultural.
“Hemos identificado el caso de Talamanca, donde confluye una Costa Rica multiétnica y pluricultural con población indígena, población migrante, y población rural. Por ejemplo, la tasa de fecundidad de menores de 14 años es cinco veces la del promedio del país; la de 15 a 19 años, que son específicamente las edades que utilizamos para calcular la población adolescente, es el doble del promedio nacional.
“Efectivamente eso está relacionado con distintos factores de riesgo, particularmente la ausencia de estrategias que vayan dirigidas a la prevención”, agregó.
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha externado su preocupación por la incidencia de natalidad en menores de 19 años, en especial porque el embarazo en la adolescencia tiende a ser mayor en mujeres de los estratos socioeconómicos más bajos y con menos acceso a la educación.
Además, el matrimonio infantil y el abuso sexual de niñas elevan los riesgos de embarazos no deseados. Según datos de la OMS a 2019, el 55% de los embarazos no deseados en mujeres de 15 a 19 años terminaron en abortos, los cuales a menudo no son seguros en países de ingresos medianos y bajos.
Una mujer que se convierte en madre entre los 10 y 19 años tiene mayor riesgo de eclampsia, endometritis e infecciones sistémicas. A eso se suma que los bebés nacidos de madres muy jóvenes tienen un mayor riesgo de padecer bajo peso al nacer y nacimiento prematuro, entre otras complicaciones.
El ICN evidenció que existe una correlación entre los cantones más competitivos y la tasa de embarazo adolescente; es decir, cuanto más competitivo y desarrollado es un municipio, más baja es la incidencia de embarazos en menores.
Ese es el caso de Belén, el ayuntamiento más competitivo del país y el que registra la menor incidencia de natalidad entre menores de 19 años, con 2,5 por cada 100 mujeres.
A ese cantón le siguen Montes De Oca (3,2), Flores (3,4), Escazú (3,6) y Moravia (4,2). Todos estos municipios se encuentran entre los 10 más competitivos del país.
El ICN define la competitividad como el conjunto de instituciones, políticas y factores que crean condiciones para que los actores económicos desarrollen su potencial, fomentando un ambiente adecuado para la inversión y el emprendimiento, lo cual impulsa la economía, mejora la calidad de vida y promueve la sostenibilidad.
Para calcular el ICN, se evalúan tres categorías: ambiente, capital humano y economía, divididas en seis pilares: instituciones, infraestructura, adopción de tecnologías de información, salud, habilidades y dinamismo económico.
Al contrario, Talamanca y Los Chiles, que registran tasas de fertilidad de casi 15, son los dos menos competitivos entre los 82 cantones. León Cortés y San Mateo ocupan los puestos 15 y 19 en esa lista, respectivamente.
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Según explicó la Organización Mundial de la Salud, aunque los últimos años evidenciaron una disminución en la tasa de embarazo adolescente, esta reducción pierde fuerza en las zonas menos desarrolladas y más vulnerables. Lo anterior provoca una creciente desigualdad.
“En muchos lugares, los obstáculos para obtener y usar anticonceptivos impiden que las adolescentes eviten embarazos no deseados. Los adolescentes no tienen fácil acceso a métodos anticonceptivos.
“Incluso cuando pueden obtenerlos, carecen de los medios o los recursos para pagarlos, así como el conocimiento sobre dónde obtenerlos y cómo usarlos correctamente. Cuando intentan obtener anticonceptivos, puede que sean estigmatizados”, explicó el organismo internacional.
Datos de la OMS muestran que África subsahariana, América Latina y el Caribe siguen siendo las zonas geográficas con las tasas más altas a nivel mundial, con 9,8 y 5,1 nacimientos por cada 100 mujeres adolescentes, respectivamente, en 2023.
“El embarazo en la adolescencia es un fenómeno mundial con causas claramente conocidas y graves consecuencias sanitarias, sociales y económicas, tanto para las personas afectadas como para sus familias y comunidades.
“Las leyes y políticas restrictivas relativas al suministro de anticonceptivos basadas en la edad o el estado civil constituyen un obstáculo importante para el suministro y la aceptación de los anticonceptivos entre los adolescentes”, explicó la OMS en su página web.