La temporada de huracanes de 2024 llegó a su fin el 30 de noviembre con un total de 18 ciclones. Aunque ninguno impactó directamente en nuestro país, el temporal, inducido de forma indirecta por dos de ellos, dejó lluvias récord en varias regiones y causó pérdidas millonarias en viviendas, carreteras, puentes y cultivos, además de la muerte de cuatro personas y la desaparición de otras dos.
Eladio Solano, jefe del Departamento de Meteorología Sinóptica y Aeronáutica del Instituto Meteorológico Nacional (IMN), señaló que, como consecuencia del cambio climático, es muy probable que eventos de lluvias extremas, similares a los ocurridos durante este temporal, sean cada vez más frecuentes.
Agregó que, entre el 3 y el 18 de noviembre, se registraron eventos extremos en el Pacífico, cuyo análisis resulta clave para mejorar los modelos de predicción numérica del IMN, desarrollar herramientas que optimicen los pronósticos y un seguimiento más detallado de las condiciones atmosféricas en tiempo real.
Aunque Guanacaste tuvo mayor afectación la zona sur tiene acumulados más altos
FUENTE: IMN || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
El IMN ha notado en los últimos cuatro años que los aguaceros son más intensos y focalizados, es decir, no hay un aumento considerable en la cantidad de agua que cae por día, pero sí en la forma de precipitarse, pues no es lo mismo que caigan 100 mm en 12 horas a que caigan en una sola hora. Se investiga si esa variable está relacionada con el cambio climático.
Esos aguaceros extremos desbordan las cuencas en sitios específicos, máxime cuando hay suelos saturados por lluvias previas. Por esa razón, durante el temporal las familias en algunas zonas de Guanacaste y la zona sur vieron subir el agua súbitamente y tuvieron que dejar sus casas por varios días, pues el nivel no bajaba al día siguiente, como en las inundaciones de años atrás.
Otros efectos del cambio climático en nuestro territorio son el aumento en las temperaturas promedio, un incremento en el nivel del mar y mayor erosión en las costas por el oleaje, sobre todo en el Caribe.
Para el IMN es fundamental ir al día con la tecnología y así favorecer a las instituciones encargadas de atender emergencias. Según Eladio Solano, los recursos tecnológicos del IMN fueron esenciales para que la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) y otras entidades tomaran decisiones oportunas en beneficio de la población durante aquellas dos semanas críticas.
El temporal fue causado por diversos factores, entre ellos el desplazamiento de la zona de convergencia intertropical hacia el norte, ubicándose entre Costa Rica y Nicaragua. Esto favoreció el ingreso constante de humedad desde el océano Pacífico, provocando lluvias persistentes en el país. Dicho posicionamiento respondió inicialmente a la interacción con la tormenta tropical Rafael, localizada al sur de Jamaica entre el 3 y el 6 de noviembre. Posteriormente, durante el 9 y 10 de noviembre, una vaguada troposférica en altura generó aguaceros intensos en su paso.
Finalmente, entre el 13 y el 18 de noviembre, la tormenta tropical Sara, que se desplazó lentamente entre el Caribe de Honduras y Nicaragua hacia Belice, retuvo la zona de convergencia sobre Costa Rica, según explicó el Departamento de Meteorología Sinóptica y Aeronáutica del IMN.
Las lluvias fueron persistentes e intensas desde Guanacaste hasta la frontera con Panamá, a lo largo del litoral Pacífico. En el Valle Central también se registraron aguaceros, aunque con menor intensidad. La zona norte tuvo 14 días de precipitaciones, aunque menos intensas que en el Pacífico.
La unidad de Climatología del IMN determinó que los mayores acumulados de lluvia en los primeros 17 días de noviembre fueron en Sierpe de Osa con 1.253,8 litros por metro cuadrado, le siguió Cuajiniquil con 1.237, Puerto Jiménez con 1.187, Cóbano con 1.135 y Corredores con 1.073 litros por metro cuadrado.
Aunque en Sierpe los acumulados son mayores que en Guanacaste, los estragos no son tan fuertes porque es una zona de menos población y menos casas, calles y estructuras; sin embargo Osa también tuvo bastantes daños.
Daniel Poleo, meteorólogo del Departamento de Desarrollo del IMN, destacó que en el Pacífico norte, entre el 1.° y el 17 de noviembre, se registró un superávit del 400% con respecto al promedio mensual de los últimos 30 años.
En el Pacífico sur y el Valle Central, la precipitación superó el 200%. Localidades con más de diez años de tener estaciones meteorológicas, como las de Sierpe de Osa, Santa Elena en La Cruz, Nosara de Nicoya, Paquera de Puntarenas y Parrita, registraron valores sin precedentes para noviembre.
Para finales de noviembre, seguían abiertos dos albergues con 91 damnificados de Carrillo y Santa Cruz, los cantones más afectados por el temporal. La CNE informó que las evaluaciones en las viviendas de estas personas indican que aún no están en condiciones adecuadas para su retorno.
En Limón, el temporal no causó efectos significativos, pero las lluvias propias de la época, sumadas a las generadas por dos empujes fríos, hicieron que la provincia caribeña excediera el promedio mensual de precipitaciones.
El cierre del año estará marcado por la transición hacia el fenómeno de La Niña, que podría declararse a finales de diciembre o a inicios de 2025. Este fenómeno se caracteriza por un aumento de lluvias en el Pacífico y el Valle Central, mientras que el Caribe y la zona norte suelen registrar condiciones más secas. Según el IMN es por esa razón que aún en los primeros días días de diciembre las precipitaciones persistan en gran parte del territorio.