El primer fascista muerto que vio Aleksandr Szurek en la Guerra Civil estaba tirado en medio de la plaza de Villa del Río, en la noche del 23 al 24 de diciembre de 1936. Tenía un agujero de bala en la frente y se quedó desconcertado al descubrir lo joven y guapo que era. Es probable que fuera uno de los franquistas fusilados la noche anterior, a sangre fría, por los milicianos, mientras muchos otros lugareños huían al campo. Aquello le impresionó tanto que se preguntó si el cadáver tendría parientes vivos, una duda que era el ingenuo reflejo de un soldado que todavía no se había manchado las manos de sangre, a pesar de llevar semanas en España y...
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