La presidenta de Georgia, Salomé Zurabishvili, aseguró ayer que seguirá en el cargo como gesto de desafío contra un gobierno que considera ilegítimo, en medio de protestas y disturbios en la capital, Tiflis, y a pesar de la proximidad de elecciones presidenciales el 14 de diciembre que certificarían el final de su mandato.
"Como no hay un Parlamento legítimo, no habrá presidente legítimo ni una investidura. Por eso me quedo como su presidente", ha hecho saber la presidenta georgiana en un discurso televisado en el que se ha reivindicado como "la única institución independiente y legítima que queda en el país" en un discurso recogido por el portal de noticias Tabula.
Con esta declaración, la presidenta Zurabishvili reitera su completo rechazo al gobierno liderado por Sueño Georgiano, del primer ministro Irakli Kobajidze, al que acusa de haber ganado las últimas elecciones por métodos fraudulentos y con el respaldo encubierto de Rusia. Desde entonces, la capital ha sido tomada por manifestantes de oposición a Kobajidze en una sucesión de protestas que solo este viernes dejaron más de un centenar de detenidos.
Kobakhidze ha culpado este sábado a "radicales y a sus jefes extranjeros" de protagonizar estas manifestaciones que su servicio de seguridad nacional, el SSGE, ha descrito directamente como un intento de "derrocar al Gobierno por métodos violentos".
"Hacemos un llamamiento a las entidades extranjeras para que dejen de alentar las protestas violentas e infundadas que fomentan sentimientos antieuropeos en la sociedad georgiana", ha añadido.
"Todavía no han comprendido que, Georgia es un país independiente con instituciones fuertes y, lo más importante, con gente experimentada y sabia, cuya firmeza no será sacudida por nadie", ha avisado el primer ministro.
Además, miles de opositores europeistas se congregaron ayer por tercer día consecutivo junto al Parlamento de Georgia para protestar contra la decisión del Gobierno de congelar hasta 2028 el comienzo de las negociaciones de adhesión con la Unión Europea (UE).
Los dos mítines anteriores desembocaron en violentos enfrentamiento entre los manifestantes europeístas y efectivos antidisturbios, que se saldaron con cerca de 200 detenidos y más 70 policías heridos, según datos del Ministerio del Interior.
El jueves y el viernes los participantes en las protestas, que levantaron barricadas en la inmediaciones del Parlamento, lanzaron hierros, piedras, botellas de vidrio, bengalas y petardos contra las fuerzas policiales, según denunció hoy el primer ministro georgiano, Irakli Kobajidze.