Lorena García pertenece a la raza de periodista, que, haciendo gala de sus convicciones estoicas, se lo trabaja todo desde cero hasta el infinito. Ahora estos días la hemos visto botas de agua hasta la rodilla informando desde la 'zona Cero' de la DANA en Valencia . Con un poderoso don de la ubicuidad, es capaz durante la jornada de un mismo día, de estar por la mañana presentando Espejo Público y la tarde en Marbella, en el hotel Mett, lugar de cita de Willy Smith y Ricky Martin, para presentar su último libro en el Foro de Encuentros con la Cultura, 'Claves para una maternidad estoica'. Un libro en el que se habla, entre otras muchas cosas, de esta corriente filosófica que ha sido su salvavidas. La alcarreña en una entrevista que concede a ABC, significa que: «Poco a poco voy dejando atrás eso de sentirme una tetita con patas para mi hija Gabriela ¡Todo pasa, que esa es una de mis máximas en el libro!». La maternidad es una de las cosas mejores que le ha pasado en su vida, pero nos confiesa, que este es el primer viaje que ha hecho por primera vez con Jorge su pareja, sin que les acompañen sus hijos Mario y Gabriela, a quienes dedica su último libro. Sentado entre el público encontramos a Jorge, el desconocido marido de la presentadora, que es su mejor apoyo. ¿Crees que la maternidad ha cambiado tu relación de pareja?, le preguntamos: «Claro que si por supuesto. Cuando tienes un hijo hasta cambian los temas de conversación y las preferencias en lo que antes hacías con tu chico. Quien diga que la situación no cambia miente. Yo he tenido mucha suerte con Jorge. Él quiso ascender en su trabajo, es criminólogo y trabaja en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, pero opto a por no ascender en su oficio y se quedó en el mismo nivel, para apostar al cien por cien por mi trabajo. Eso no lo hacen todos los maridos». Lorena abre el ojo a las 5 de la mañana, para desde su domicilio en Alcobendas, dirigirse al plató de Espejo Público y empezar el día. Y tantas horas dan mucho de sí. Este horario ya le encanta, porque así compagina trabajo con la crianza de los dos nenes que son su absoluta prioridad. Le preguntamos cómo llego a ser presentadora del programa de máxima audiencia de Antena 3: «Fue un comienzo por casualidad. Murió la madre de Susana Grisso y de repente me dicen: Susana se va y tienes que sustituirla hoy. Me quedé bloqueada, pensé para mis adentros esto no es verdad …son cinco horas de programa y no me veía capaz. Me baje a maquillaje y me tranquilice. Así fue mi primer día la audiencia fue muy bien y todo resulto perfecto. Este fue el primer día de muchos saboreando este programa». Hay una pregunta que todo el mundo se hace y que se la trasladamos a la comunicadora: ¿Cómo se lleva Lorena con Susanna Griso? ¿Hay piques o celos? «Jajá ¿Cómo voy a tener yo celos? Ella es una crack, súper curranta, controla todos los temas, alta rubia y guapa ¿Qué más se puede pedir? Yo soy morena, bajita poca cosa jajá. Mi principal cargo es ser sustituta de Susanna Griso y lo llevo a mucha honra ». Lorena piensa que en la televisión todo está cambiando en el rol de hombres y mujeres, pero va muy despacio. «Si claro, creo que llegará un momento en que las presentadoras de la tele no tengan que ser monas monísimas y que prevalezcan otros criterios. Mira se me viene a la memoria Susanna, que, a la hora de entrevistar a Felipe González y Guerra, tardo en elegir su vestuario porque quería pasar totalmente inadvertida en la entrevista. Una ropa inocua que no fuera a destacar: ¿Tú crees que en el mismo caso Vicente Valles, por ejemplo, se hubiera tenido que plantear esto? Pues no. Ese es el tema». Un día la madre de Lorena, cuando empezaba, le dijo que se iba a morir de hambre con esto del periodismo y ella, con el tesón que le acompaña lo quiso comprobarlo por si misma lanzándose al reporterismo. Y así ha llegado hasta donde ha querido. Hoy tiene claro que ella no le diría algo similar a sus hijos. « Lo único que quiero para ellos es que elijan con libertad y sean felices . Incluso si me dicen que quieren ser periodistas, les diría que sí, jajá. Cuando te hacen la típica pregunta de '¿tienes hijos?', como si el hecho de convertirnos en madres nos inhabilitara para determinados puestos, me repatea un poco porque puedes ser la mejor madre del mundo y la mejor trabajadora a la vez». Lorena dice que su hija ha sacado su carácter: «Y yo sufro mucho con Gabriela porque me veo en ella, y eso lo tienes que gestionar para evitarle sufrimientos por los que tú has pasado. La gente con ese temperamento es muy difícil de manejar». Lorena es consciente de cómo es la profesión. De que la tele es lo que es, una encantadora de serpientes: «que un día estás y al siguiente no, desapareces…. Se apagan los focos y chas». La presentadora no se ve como Teresa Campo, apurando los segundos y exprimiendo pantalla hasta los últimos momentos de la profesión. «Esto se acabará y yo tengo otra vida, la de mi familia, la de mis amigos… en definitiva la de llevar a cabo esta andadura en la que estamos inmersos y se llama vivir. Es muy triste ver la cantidad de gente, que hay sola cuando se apagan los focos del plato y no tienen con quien compartir».
