Si bien faltan más de 50 días para el retorno del republicano Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, ya comenzaron los análisis de cómo será la relación del millonario empresario de 78 años con sus homólogos de otros países, además de los vínculos que tendrán las demás naciones con EE. UU., con él en el poder.
En el caso de Perú y el resto de Sudamérica, durante su primer gobierno (2016-2020), Donald Trump optó por no frecuentar con regularidad a los gobernantes sudamericanos y ponerlos en segundo plano. De hecho, el internacionalista Óscar Vidarte nos recuerda que el magnate no asistió a la Cumbre de las Américas, realizada en nuestro país en 2018, una reunión en la que suelen estar presentes los mandatarios estadounidenses desde el inicio de su organización (década de los 90). Asimismo, canceló su visita a Colombia, donde se iba a reunir con el entonces mandatario Juan Manuel Santos. En esas ocasiones, Trump priorizó atender los acontecimientos bélicos en Siria.
Por su parte, para el también internacionalista Farid Kahhat, toda Latinoamérica está en un segundo plano para Trump, a excepción de México.
“Primero, México es el único país latinoamericano o del Caribe que tiene una frontera terrestre con Estados Unidos de unos 3.000 km. En segundo lugar, México es el primer socio comercial de Estados Unidos. Tercero, es una fuente muy importante de inmigración legal e ilegal a los Estados Unidos. El resto de América Latina creo que tiene una importancia relativamente menor. Dada la actitud beligerante de la administración Trump, probablemente eso sea bueno. Con Trump probablemente sea mejor pasar desapercibidos por debajo del radar y no estar en el centro de su atención”, refiere.
Para el periodo 2025-2028, no se espera un cambio de actitud de Trump, lo cual en líneas generales, de acuerdo a lo mencionado ya por los especialistas consultados, podría ser en la práctica beneficioso para no ser su foco de atención, pero preocupa sus determinaciones en políticas de inmigración y en el caso específico de nuestro país que intente aplicar aranceles a los productos que salgan del puerto de Chancay (obra realizada tras coordinación entre Perú y China) rumbo a Estados Unidos.
En esa línea, en esa nota se analizará si realmente el Perú y los peruanos que residen en EE. UU. corren riesgo de entrar en un escenario desfavorable tras la llegada al poder del controvertido presidente estadounidense.
Las políticas severas antimigratorias tuvieron una utilización continua en el discurso de campaña de Donald Trump, no solo para estas elecciones, sino también para las del 2016 y 2020.
Para la última elección Trump prometió por medio de su red social, Truth Social, que realizaría “la operación de deportación interna más grande en la historia estadounidense” y en otra oportunidad apuntó que terminaría con el programa DACA, política creada en el segundo gobierno de Barack Obama para brindar respaldo a migrantes indocumentados que llegaron a EE. UU. cuando niños.
Respecto a las repercusiones que podrían tener las promesas de campaña de Trump para los peruanos que viven en Estados Unidos, Farid Kahhat menciona a La República que (en un escenario extremo) 9.000 jóvenes peruanos que viven en Estados Unidos y están dentro del programa DACA podrían ser deportados si es que Trump logra conseguir sus cometidos.
“(En EE. UU. hay) 12 millones aproximadamente de indocumentados y debe haber más de medio millón de peruanos, incluyendo 9.000 jóvenes que se acogieron al programa DACA para personas que llegaron de manera indocumentada siendo menores de edad. Claramente no nos conviene que peruanos que hoy en día probablemente envíen remesas a nuestro país sean expulsados hacia el Perú desde Estados Unidos; eso es algo que promete hacer Trump y que claramente no redundaría en favor de los intereses nacionales”, detalla.
No obstante, aclara que “la probabilidad de que eso se lleve a cabo no es particularmente alta, entre otras razones porque detener a los indocumentados va a requerir de cooperación de los estados y ciudades en donde residen, y muchos de ellos están controlados por los demócratas”. En línea con ello, ya en el primer gobierno de Trump hubo algunas ciudades que se negaron a colaborar con el proceso de deportación.
A su turno, Óscar Vidarte refiere que el Gobierno de Trump se enfocaría en la deportación de ciudadanos de países como México y Venezuela, ya que en comparación con otras naciones, los peruanos inmigrantes de manera irregular son mucho menos.
“Delante de Perú está México, todos los países centroamericanos, Colombia, Ecuador, Venezuela en los últimos tiempos, y Perú está un paso más atrás y no creo que seamos nosotros la principal preocupación para el próximo Gobierno de Estados Unidos en términos migratorios”, sostiene.
“Y también pasa lo mismo con el narcotráfico. El debate en Estados Unidos en narcotráfico pasa por las drogas sintéticas que el Perú no produce y en cuanto a cocaína y similares la producción peruana se va principalmente a Europa; entonces, nosotros no somos la principal atención para Estados Unidos, a diferencia de lo que sucedía hace 20 o 30 años”, añade.
‘Advertencia’ por puerto de Chancay
Por otro lado, no pasó ni una semana de la inauguración del puerto de Chancay, con presencia del presidente chino Xi Jinping en nuestro país para dicho acontecimiento, y se conoció que un asesor del equipo de transición de Donald Trump, Mauricio Claver-Carone, sugirió que se aplicara aranceles de hasta 60% para los productos que lleguen a Estados Unidos desde dicha zona portuaria, lo cual sería una muestra de disconformidad de EE. UU. por el crecimiento de los lazos comerciales entre Perú y China.
Al respecto Vidarte asevera que la iniciativa de Claver-Carone va en sintonía con la postura de Donald Trump y eso es lo que realmente podría preocupar, pero hasta cierto punto.
“En otros Gobiernos no hubiera tenido tanto trascendido porque lo dijo un asesor o alguien cercano; mientras no lo diga el Gobierno o el presidente no genera tanto impacto, pero no sería increíble de que Trump piense lo mismo, porque así actúa Trump. Más o menos es la forma como él entiende su relación con países como los nuestros, que son pequeños y que deben someterse a los intereses de Estados Unidos”, manifiesta.
A la vez, nos recuerda que si bien existe un TLC con Estados Unidos cuyo objetivo es precisamente la liberación de barreras arancelarias, Trump anteriormente ha renegociado tratados como sucedió con México en 2018. Sin embargo, aclara que el puerto de Chancay no tiene como principal propósito trasladar productos a Estados Unidos, sino a China, y que para eso ya se tiene el puerto del Callao, por lo que no afectaría sobremanera a nuestro país una medida de Trump de ese tipo.
“La ruta naviera desde Callao a Estados Unidos va a continuar. Es más, los barcos que vienen de Estados Unidos probablemente tengan más interés de ir a Callao que a otros lados. Hay que poner todo en su sitio. Genera preocupación que alguien cercano a Trump hable en esos términos, porque claramente nos toca algo que hemos construido con mucho cuidado que es esta relación comercial con Estados Unidos, pero, por otro lado, también es cierto que en la práctica Chancay no está pensado en el mercado estadounidense”, explica.
Por su parte, Farid Kahhat precisa que en EE. UU. se teme que China pueda usar en algún momento el puerto de Chancay como una suerte de base militar, lo cual él considera inviable.
“En el caso específico del puerto de Chancay en Estados Unidos se manejan hipótesis francamente inverosímiles. Como que el puerto de Chancay pueda ser usado con fines militares para afectar los intereses de Estados Unidos. Creo que habría que dejar claro que eso jamás va a ocurrir, pero de cualquier modo me parece que es inverosímil, porque se hace una comparación con un puerto en Sri Lanka que tiene circunstancias totalmente distintas a las de Chancay. No hay forma en la cual Chancay pueda servir de base logística para acciones chinas hostiles a los intereses norteamericanos”, precisa.
En síntesis, las relaciones peruanas-estadounidenses se han venido manejando con cordialidad en las últimas décadas en parte, de acuerdo a los especialistas consultados, porque ha habido superávit comercial y esto no debería cambiar salvo Donald Trump empiece a enfocarse en nosotros por las relaciones comerciales que tenemos con China y quiera dejar un mensaje, pero su atención en realidad está en Asia y Europa. ❖
● Tras el lanzamiento del puerto de Chancay, medios chilenos señalaron que un grupo de inversionistas estadounidenses, que han coordinado previamente con la institución federal Development Finance Corporation, viajarían a Chile para estudiar la posibilidad de que se modernice el puerto chileno de San Antonio, en Valparaíso.
Esto también se da en un contexto en el que políticos chilenos empezaron a criticar al Gobierno de Boric por no tener un proyecto de la envergadura del puerto de Chancay.
A su turno, Kahhat precisa que duda que esa posible obra termine superando a la de Perú. “Chancay ya entró en operaciones y va a ser ampliado a futuro. Dudo que cualquier puerto que se pueda construir en Chile vaya a poder reemplazar el puerto de Chancay. Para cuando ese puerto esté listo, Chancay ya habrá controlado buena parte del comercio de la región dirigido hacia el Asia”, explicó.