Con las conclusiones y la aplicación del Sínodo, se trata de hacer presente y vivo el Evangelio con todo su atractivo, un objetivo que, no obstante, nunca se podrá dar por cumplido con la simple publicación de un documento. En repetidas ocasiones ha advertido el Papa de que resulta estéril reducir la cuestión a un mero debate sobre estructuras, a la vez que pedía evitar afrontar el Sínodo como una lucha de poder entre facciones deseosas de hacer avanzar su agenda ideológica.