Pablo Barrios se destaca como uno de los fichajes más adelante en el Atlético de Madrid para esta temporada. Este joven futbolista, nacido hace 21 años en Moratalaz, un barrio de Madrid del que se ha hecho embajador, no solo ha sobresalido por su habilidad en el terreno de juego, sino también por su fortaleza y personalidad fuera de él. Para comprender de manera más profunda la trayectoria de Pablo, es esencial conocer a los protagonistas de su vida: sus padres, Félix y Elena, quienes han jugado un papel crucial en su desarrollo como individuo y atleta.
Félix Barrios, el padre de Pablo, siempre mantuvo un fuerte vínculo con el ámbito deportivo. En la década de los 90, participó en el Club Deportivo Moscardó, un conjunto de Madrid con larga historia en el fútbol regional. A pesar de no alcanzar el profesionalismo, su amor por el deporte tuvo un impacto crucial en la vida de sus hijos.
Félix sostenía con convicción la relevancia de ejercitar alguna actividad deportiva y transmitió este concepto a sus dos hijos desde su niñez. Marta, su hija mayor, optó por la gimnasia rítmica y ha logrado el estatus de entrenadora nacional en este deporte. En cuanto a Pablo, optó por el fútbol, una trayectoria que definiría su existencia.
El respaldo de Félix ha permanecido inalterable. Como padre, no solo inculcó a Pablo los principios del deporte, tales como la disciplina y el esfuerzo, sino que también se mantuvo en cada fase de su crecimiento en el fútbol. Desde sus primeras prácticas en Moratalaz hasta su desarrollo en el entrenamiento del Atlético de Madrid, Félix siempre ha sido un referente.
Elena Rivas, la madre de Pablo Barrios, hizo más que una simple madre para él. Era su principal aliado, su orientador y uno de los individuos más relevantes en su existencia. Elena mantenía una relación muy especial con Pablo, repleta de afecto, respaldo sin condiciones y colaboración.
No obstante, a los 18 años, la vida de Pablo sufrió un cambio drástico cuando Elena murió debido a una enfermedad poco común. Desde el diagnóstico hasta el resultado definitivo, solo transcurrieron unos meses, un impacto que dejó una huella profunda en el joven futbolista y en su familia.
En septiembre de 2021, en un partido de fútbol en Madrid, Elena acudió al estadio para observar a su hijo en acción, desconociendo que esta sería la última oportunidad que lo vería en acción. Este recuerdo quedó en Pablo, quien, pese al sufrimiento de perder a su madre, ha exhibido una fortaleza sobresaliente tanto en el interior como en el exterior del campo.
La repercusión de esta pérdida no solo formó el carácter de Pablo, sino que también fortaleció los valores que Elena siempre le inculcó: humildad, honestidad, humanidad y solidaridad. A pesar de que Pablo no dirige su mirada hacia el cielo al festejar sus goles, su mente y su corazón siempre están consagrados a ella, su "gran aliada desde arriba".
La familia Barrios siempre ha estado vinculada al deporte, no únicamente como un medio de diversión, sino también como una forma de vida. Félix, por su trayectoria en el fútbol, y Marta, por su labor como instructora de gimnasia rítmica, han motivado a Pablo a seguir sus sueños con empeño y compromiso.
Además de su relación con el deporte, la familia se ha distinguido por preservar una vida modesta y unida en Moratalaz. En su hogar, la única "presión" que Pablo ha experimentado ha sido la de estudiar, un recordatorio incesante de que el fútbol es relevante, pero la educación y los valores individuales son también esenciales.