Elmer Alfaro, conocido por su entrañable personaje 'Machucao' en el famoso programa 'Risas y Salsa', ha experimentado una reinvención profesional sorprendente. Tras convertirse en un ícono de la televisión peruana, su vida dio un giro inesperado al emigrar a Estados Unidos. Hoy en día, es un exitoso notario público en Nueva Jersey, donde brinda asistencia a la comunidad peruana en la gestión de sus trámites legales.
Nacido en Trujillo, Alfaro siempre estuvo interesado en el mundo del espectáculo, aunque sus primeros años no fueron fáciles, ya que su madre se oponía a que él formara parte del mundo del espectáculo. Por ello, ingresó a la escuela de Marina Mercante en Lima, pero fue en este lugar donde realmente descubrió su pasión por la actuación.
Formó parte de un grupo de teatro dentro de la institución, lo que lo impulsó a seguir el camino que finalmente lo llevaría a la televisión. Su talento y dedicación lo llevaron a formar parte de importantes agrupaciones teatrales, entre ellas el grupo 'Histrión', donde coincidió con figuras clave que influirían en su carrera.
En 1980, Elmer dio el gran salto a la televisión al formar parte del programa 'Risas y Salsa', el cual se convirtió en un fenómeno de audiencia en Perú. En este show humorístico, interpretó a 'Machucao', un personaje que se destacó por su lealtad, humildad y actitud cómica. 'Machucao', siempre al lado de 'Manolo' (interpretado por Adolfo Chuiman), se ganó el corazón del público con su estilo único y su entrañable forma de ser.
Los sketches como 'La Santa Paciencia' o 'El Microbusero' se convirtieron en clásicos, y la química entre los actores hizo que el programa mantuviera su popularidad durante casi dos décadas. Cabe precisar que, el seudónimo 'Machucao' surgió como un homenaje al raspado de hielo trujillano.
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A fines de los 90, el excómico decidió mudarse a Estados Unidos con la intención de estar solo unos meses y regresar al país. Sin embargo, el destino le tenía preparado un camino diferente. Tras llegar a Nueva Jersey, comenzó a trabajar en oficios modestos como lavar platos y baños, pero también emprendió un pequeño negocio de venta de dulces tradicionales peruanos.
“Yo pensé en irme a trabajar por unos meses, traer unos dolarillos y continuar, pero por una circunstancia ya no pude salir (...) Había que sobrevivir y tuve que hacer muchas cosas como todos los migrantes. Fui preparado para lavar platos y baños, pero también llevé un plus: yo hacía dulces norteños, chancaquitas de manjar blanco, que vendía a los peruanos, pero luego cambié de giro”, manifestó Alfaro al diario El Peruano.
Con el tiempo, a Elmer se le ofreció la oportunidad de convertirse en notario público, un trabajo de gran confianza en el que se encargaba de legalizar documentos para otros inmigrantes. Para poder ejercer, tuvo que completar varios cursos, los cuales realizó con éxito.
Hoy en día, es un notario consolidado en Nueva Jersey y se dedica a ayudar a la comunidad peruana con la apostilla de documentos y otros trámites legales, convirtiéndose en una pieza clave para muchos migrantes que necesitan validar sus papeles sin tener que viajar al consulado.