A mediados del siglo XX, Lima experimentó una modernización arquitectónica con grandes edificaciones, incluida la idea de construir un par de torres gemelas inspiradas en las de Nueva York. El edificio Javier Alzamora Valdez, inaugurado en 1959, fue uno de los primeros rascacielos de la ciudad y motivó el proyecto de una torre gemela. Sin embargo, el plan nunca se concretó, y el espacio vacío se transformó con el tiempo en El Hueco, uno de los centros comerciales más populares de Lima.
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La capital peruana estuvo a punto de contar con una de las estructuras más emblemáticas del mundo, pero un proyecto ambicioso se truncó en la mitad de su construcción. A mediados del siglo XX, Lima vivió una etapa de modernización arquitectónica, con el auge de los rascacielos y las grandes obras de infraestructura. Entre ellas, el edificio Javier Alzamora Valdez, inaugurado en 1959, representó un símbolo de la modernidad en la ciudad. Este imponente edificio, diseñado por el arquitecto peruano Enrique Seoane Rosel, fue una de las primeras construcciones de altura en Lima y sirvió como sede del Ministerio de Educación. Su arquitectura, innovadora para la época, inspiró tanto a la ciudadanía como a los urbanistas, que comenzaron a imaginar un futuro de rascacielos en la ciudad.
El edificio, de 23 pisos, destacaba por su diseño vanguardista y sus dos torres laterales de 12 niveles. Debido a su popularidad, surgió la idea de crear una segunda torre gemela que complementara la estructura original y consolidara aún más el paisaje urbano de la capital. Sin embargo, aunque el proyecto fue aprobado y comenzaron a cimentarse los cimientos, la torre gemela nunca se construyó. Tras el abandono de la obra, el espacio vacío de la estructura se convirtió en el terreno donde, con el paso de los años, se levantaría uno de los centros comerciales más conocidos de Lima: El Hueco.
El concepto de El Hueco surgió de una situación de carácter temporal, pero rápidamente se consolidó como un espacio comercial permanente. Los cimientos y el sótano de lo que iba a ser la segunda torre del edificio Javier Alzamora Valdez quedaron abandonados durante décadas, sin que se retomara la obra. En lugar de quedar en el olvido, los comerciantes informales empezaron a instalarse en el área, que rápidamente fue adquiriendo una identidad propia. Poco a poco, el espacio se fue llenando de pequeños locales y negocios, especialmente de ropa y tecnología, lo que transformó a la zona en un centro comercial muy visitado por los limeños. Con el tiempo, la informalidad de los primeros años dio paso a una organización más estructurada, lo que permitió a El Hueco consolidarse como uno de los destinos comerciales más populares del centro de Lima.
El Hueco se encuentra en la céntrica avenida Abancay, una de las arterias más transitadas de Lima, cerca de la intersección con la avenida Nicolás de Piérola. La ubicación estratégica del centro comercial, en pleno corazón de la ciudad, ha sido clave para su éxito. Además, la cercanía con importantes puntos de transporte público, como buses y corredores, ha asegurado un flujo constante de compradores. La combinación de precios accesibles, variedad de productos y la atmósfera vibrante que caracteriza el lugar, ha convertido a El Hueco en un punto de referencia tanto para los limeños como para los turistas.