Fira de Barcelona atraviesa un momento histórico al ampliar sus instalaciones en Gran Via, para sumar 60.000 metros cuadrados y llegar a una superficie bruta expositiva de 300.000 metros cuadrados, y abordar al mismo tiempo la remodelación del espacio ferial de Montjuïc coincidiendo con la conmemoración del centenario de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929 . Ambos retos los afronta, según sus responsables, para garantizar el crecimiento de grandes eventos internacionales como el Mobile World Congress (MWC Barcelona) o los recientemente trasladados Integrated Systems Europe (ISE) o Seafood, las mayores ferias de tecnología audiovisual y de productos del mar, respectivamente, así como acoger nuevos eventos. El negocio ferial es global y se celebran más de 30.000 salones en el mundo que reciben más de 50 millones de visitantes en 120 recintos. Con estos datos, se comprende la fuerte competencia existente entre los recintos y las ciudades que los acogen. Una competencia lógica dado el carácter tractor de negocios y de la economía que las ferias generan. Que ciudades como Ámsterdam, Bruselas o Cannes hayan perdido salones importantes en favor de Barcelona y que GSMA, organizadora de la feria de mayor relevancia mundial sobre la tecnología móvil, haya declarado la ciudad «su sede permanente», comprometiéndose, como mínimo, hasta el año 2030, es suficientemente indicativo de cómo se valora internacionalmente el destino de Barcelona. La marca de la ciudad tiene más atractivo fuera que dentro, afirman los expertos. Al margen del trabajo que desempeña el equipo de la institución ferial, la ciudad tiene las ventajas de una gran metrópoli europea pero sin sus inconvenientes, porque es la ciudad mejor conectada de Europa en avión, goza de buena climatología, gastronomía, oferta hotelera con una relación de calidad y precio razonable. Además, los recintos feriales son modernos y también existe colaboración público-privada con un grado de implicación sin parangón. Fira de Barcelona ha sido un oasis institucional en la última década por su poder tractor de la economía, lo que ha permitido el consenso necesario para planificar su crecimiento al margen de los avatares de la política. Gracias a esa «mirada larga y visión estratégica », como le gusta decir al presidente del Consejo de Administración de la institución, Pau Relat, la Fira es una de las más importantes de Europa. Con la ampliación que lleva a cabo en Gran Via, sus instalaciones crecerán un 25 por ciento, lo que refuerza su posición en la élite mundial del sector y asume la dimensión necesaria para competir con los principales recintos feriales europeos. El futuro pabellón, denominado Hall Zero, tendrá dos plantas de superficie expositiva y también añade una torre anexa para oficinas y servicios para dar apoyo a las actividades económicas derivadas de la actividad ferial. El nuevo espacio, que supone una inversión económica de más de 300 millones de euros, se comunicará con el recinto actual de Gran Via mediante un paso elevado que dará continuidad a la pasarela que conecta todos los pabellones existentes. Fira de Barcelona genera un impacto anual de 4.700 millones de euros, lo que supone e l 1% del PIB catalán , según datos del Instituto de Economía de Barcelona de la UB. Cifras a las que se ha de añadir la aportación desde el punto de vista de los intangibles, innovación, sinergias, transferencia de conocimiento y la vertiente social, aspecto que se puso especialmente de manifiesto en los dos años de pandemia. El recinto ferial de Montjuïc también se va a remodelar coincidiendo con el centenario de la Exposición Internacional de 1929. Para ello, este año se ha convocado un concurso internacional de arquitectura para renovar sus pabellones. El objetivo es convertirlo en un espacio ferial urbano, moderno e icónico en Europa. La institución ferial también se ha dotado recientemente de más recintos considerados de «primera división», ampliando su portfolio con instalaciones como las del Centro de Convenciones Internacional de Barcelona (CCIB) en el área del Fórum barcelonés y a partir de enero de 2025 incorporará también la gestión del Circuit de Barcelona-Catalunya, en Montmeló, lo que permite una mejor posición a la hora de captar nuevos eventos. El presidente de la institución, Pau Relat , y su director general, Constantí Serrallonga, subrayan que Barcelona «es una ciudad global que reafirma su voluntad de jugar al más alto nivel y, desde la Fira ofrecemos un espacio de grandes consensos para seguir liderando el mercado global». Todo ello sin olvidar la actividad creciente de Fira de Barcelona en el exterior, con la celebración de salones y la exportación de su 'know how' a otros países, lo que permite «ayudar a las empresas españolas a internacionalizar su actividad».
