Pekín. El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó con imponer aranceles a las importaciones chinas en respuesta al supuesto papel de Pekín en la mortífera epidemia de fentanilo que afecta a la sociedad estadounidense.
Washington acusa desde hace tiempo a Pekín de ignorar el tráfico de estos opiáceos que, según las autoridades estadounidenses, causó unas 70.000 muertes el año pasado. China niega estas acusaciones.
Estados Unidos enfrenta una epidemia de muertes por sobredosis de fentanilo, un opioide sintético 50 veces más potente que la heroína y mucho más fácil y barato de producir.
Esta droga es actualmente la principal causa de muerte entre las personas de 18 a 45 años, según las autoridades estadounidenses. La Administración de Control de Drogas (DEA) asegura que China es “el principal origen de todas las sustancias relacionadas con el fentanilo traficadas a Estados Unidos”.
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Aunque los servicios de investigación del Congreso reconocieron este año que los envíos directos de fentanilo desde China se detuvieron con los controles más estrictos impuestos por Pekín en 2019, esto solo alteró la cadena de suministro. Ahora, afirma Washington, desde China se envían precursores químicos a México, donde se convierten en fentanilo y se llevan hacia Estados Unidos.
Muchos de estos componentes son legales en China y tienen un uso médico lícito como analgésicos, lo que dificulta combatir el fenómeno. Pekín inicialmente aseguró que “no existe el tráfico ilegal de fentanilo entre China y México”, pero posteriormente prometió contenerlo. En respuesta a las amenazas de aranceles del 10% planteadas por Trump esta semana, su cancillería afirmó que “China es uno de los países más duros del mundo” en cuanto a drogas.
El gobierno del presidente estadounidense Joe Biden priorizó la lucha contra el fentanilo. El Departamento de Justicia impuso en octubre de 2023 sanciones contra una veintena de individuos y entidades en China acusadas de ser la “fuente de suministro” para cárteles mexicanos, narcotraficantes estadounidenses, vendedores en la web oscura y blanqueadores de criptomonedas.
El grupo, que incluye empresas con sede en Wuhan o Hong Kong, es sospechoso de enviar 900 kilos de “precursores de fentanilo y metanfetamina incautados” en Estados Unidos y México. “Sabemos que la cadena mundial de suministro de fentanilo, que causa la muerte de estadounidenses, a menudo comienza con empresas químicas en China”, declaró el secretario de justicia Merrick Garland. China rechazó estas sanciones y las calificó como parte de una campaña de Washington en su contra.
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El diálogo China-Estados Unidos sobre drogas se estancó debido al deterioro en sus relaciones, con disputas sobre comercio, derechos humanos y la situación de Taiwán. Sin embargo, tras una cumbre entre los presidentes Biden y Xi Jinping en San Francisco en noviembre, ambos países acordaron retomar las discusiones.
En el pasado verano boreal, un grupo de trabajo acordado entre Washington y Pekín anunció que aumentaría la regulación de tres precursores del fentanilo. A pesar de estas medidas, según el Departamento de Justicia, el narcotráfico “se adapta a las restricciones”. Los expertos aseguran que los productores pueden desarrollar nuevas variantes de precursores sintéticos más rápido de lo que las autoridades chinas pueden identificarlos y añadirlos a la lista de sustancias controladas.
Vanda Felbab-Brown, experta en crimen organizado en Brookings Institution, considera que Pekín debe asumir una postura más firme contra las firmas chinas implicadas en esta actividad. “No estamos cerca de que haya acusaciones ni enjuiciamientos sólidos en el sector del lavado de dinero ni en el tráfico de precursores a los cárteles mexicanos”, afirmó.
Todo apunta a que Trump adoptará una postura firme contra China al asumir la presidencia en enero, sobre todo porque eligió a varios críticos de Pekín en puestos clave de su administración. Pero no está claro que los aranceles provoquen una mayor acción de China.
Su Ministerio de Relaciones Exteriores respondió al anuncio de Trump afirmando que están dispuestos “a continuar la cooperación con Estados Unidos contra los narcóticos”, aunque advirtieron que Washington “no debe dar por sentada la buena voluntad de China”.
El problema se agrava por las redes de lavado de dinero que sustentan este tráfico y cuyo control, según los expertos, exige una mayor coordinación entre Washington y Pekín. “Las organizaciones de narcotráfico internacional acuden cada vez más a grupos criminales chinos especializados para servicios de blanqueo de dinero rápidos, baratos y seguros”, apuntó Zongyuan Zoe Liu en un reciente informe para el Council on Foreign Relations. Pero “obtener el respaldo de Pekín para detener el flujo de fentanilo y sus precursores químicos es un primer paso importante para abordar el problema”, agregó.