El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva anunció un ajuste del gasto público por $12.000 millones (70.000 millones de reales) en Brasil para 2025 y 2026, una decisión que busca calmar las dudas de los mercados sobre el desempeño fiscal de la mayor economía de América Latina.
Las medidas de ahorro “consolidan el compromiso del gobierno con la sostenibilidad fiscal del país” y “exigen coraje, pero son la elección acertada” para “un Brasil más fuerte, justo y equilibrado en el futuro”, dijo en un mensaje a la nación el ministro de Hacienda, Fernando Haddad.
El ministro había afinado esta semana los últimos detalles del plan junto al presidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva.
Entre otras medidas, el gobierno ajustará el techo del sueldo mínimo y revisará los topes salariales y beneficios de empleados públicos, así como las jubilaciones militares.
El objetivo es asegurar el cumplimiento del llamado “marco fiscal”, la norma que limita el crecimiento del gasto hasta 2026, cuando vencerá el mandato de Lula.
Las dudas de los inversionistas sobre la capacidad de Brasil para cumplir con sus compromisos fiscales pesaron durante todo el año sobre la economía del país, que sin embargo mostró resultados satisfactorios en variables como empleo, consumo y producción industrial.
Según el Fondo Monetario Internacional, el producto interno bruto (PIB) brasileño crecerá un 3% en 2024, por encima de la media de 2,1% prevista para América Latina y el Caribe.
Parte del paquete fiscal necesitará la aprobación del Congreso.
El anuncio de Haddad se conoció un mes más tarde de lo previsto inicialmente, lo que en las últimas semanas provocó una presión alcista sobre el cambio del real respecto al dólar.
La moneda estadounidense tocó este miércoles su valor más alto de la historia (5,91 reales) en términos nominales, es decir, sin considerar la inflación.
El dólar alcanzó su récord luego de que se supiera que, en paralelo al paquete de recortes, el gobierno favorecerá con una reducción impositiva a ciudadanos de renta media, como contrapartida para alivianar el impacto social del ajuste.
Para financiar ese beneficio, el gobierno aumentará impuestos a los llamados súperricos, según adelantó Haddad. “Quien gana más debe contribuir más”, advirtió el ministro.
Las autoridades han reconocido que es necesario combatir el déficit para estabilizar tanto la situación fiscal a largo plazo como el crecimiento de la deuda pública brasileña.
“El gobierno empezó su mandato pisando el acelerador del gasto (...) y al mismo tiempo aprobó una regla fiscal incompatible con ese aumento e insuficiente para estabilizar la deuda”, dijo a la AFP el economista Marcos Mendes, investigador del Insper.
“Los agentes económicos se dieron cuenta de que esto no es sostenible y podría llevar a una crisis de deuda, a un regreso a la inflación y a recesión”, agregó.
Según Felipe Salto, economista jefe de Warren Inversiones y ex Secretario de Hacienda del estado de São Paulo, “el paquete fiscal puede mejorar las perspectivas de la economía”.
En su opinión, “hay una cierta exageración del mercado con las tasas de interés y el dólar, pero no sirve luchar contra eso excepto con medidas concretas que demuestren claramente el compromiso del gobierno con la responsabilidad fiscal”.
El gobierno de Lula, de 79 años, se ha planteado un objetivo de déficit primario cero para este año, con un margen de tolerancia de 0,25 puntos porcentuales del PIB.
Haddad afirmó la semana pasada que confía en cumplir con la meta, aunque para eso tuvo que anunciar un congelamiento de gastos por $860 millones para lo que resta de 2024.