Argentina tiene mucho que perder en términos financieros y comerciales, especialmente en el sector agrícola, si Donald Trump, una vez regrese a la Casa Blanca, cumple con sus amenazas proteccionistas, una verdadera piedra en el zapato para los objetivos del ultraliberal Javier Milei.
La idea de Trump de imponer aranceles a las importaciones de productos procedentes de China, México y Canadá podría desatar efectos globales que golpearían las exportaciones argentinas en momentos en que su economía puja por salir de la recesión.
Sin reservas monetarias suficientes, Argentina necesita un mayor flujo de inversiones y un importante incremento en sus exportaciones, dos vías para el ingreso de divisas que podrían verse seriamente afectadas si Trump cumple con sus amenazas cuando el 20 de enero se instale de nuevo en la Casa Blanca.
El presidente electo de Estados Unidos ha anunciado un recargo del 25 por ciento a todos los bienes importados desde México y Canadá, así como un arancel adicional del 10 por ciento a los productos chinos, lo que no solo tendría consecuencias económicas para esos tres países.
“Si finalmente Donald Trump pone aranceles a las importaciones, tendría varios efectos para Argentina como consecuencia de la recesión a nivel global, el impacto negativo en la demanda por parte de China y una reducción en los precios de los commodities (materias primas o productos básicos)”, dijo a EFE Lisandro Mogliati, consultor argentino en negocios internacionales y experto en comercio exterior.
El especialista explicó que, de concretarse una subida de aranceles, habrá una aceleración de la recesión a nivel mundial por la contracción de los intercambios y un exceso de oferta global.
“Además, el impacto directo que podría sufrir China contribuiría a la desaceleración de su economía, que es uno de los principales mercados para las materias primas que exporta Argentina”, apuntó Mogliati.
Añadió que este escenario podría, además, “traer aparejada una caída en la cotización de las materias primas agrícolas, que es la principal fuente de ingresos de divisas por exportaciones de Argentina”, uno de los mayores productores y exportadores mundiales de granos y derivados.
Las sombras que se ciernen sobre el comercio global con la amenaza de Trump -quien ya había adoptado medidas proteccionistas durante su primera administración (2017-2021)- llegan en momentos en que Argentina enfrenta un dilema.
Por un lado, necesita con urgencia incentivar sus exportaciones para ingresar divisas y tener ‘oxígeno’ para echar a andar su maltrecha economía.
Por el otro, Milei ha abierto progresivamente las importaciones, no solo por cuestiones ideológicas -es un enemigo declarado del proteccionismo-, sino por razones económicas: busca bajar la elevada inflación con la importación de productos más baratos que los producidos en Argentina, aún a costa de achicar el superávit comercial.
De acuerdo a datos oficiales, Brasil, China y Estados Unidos son, en ese orden, los mayores destinos de exportación para Argentina y, a su vez, los principales mercados de origen de sus importaciones.
Con un comercio global crispado, es probable que la competencia entre los países se agudice en la carrera por intentar colocar mercancías excedentes, y allí Argentina, a la que le falta competitividad, podría tener problemas.
Según Mogliati, habría una mayor oferta de productos chinos que, ante las barreras en Estados Unidos, buscarían mercados alternativos y “lo mismo podría suceder con los productos de México”, un país productor de alimentos, como Argentina.
Si Trump sube los aranceles y los precios de los productos importados en Estados Unidos se encarecen, la Reserva Federal de ese país podría subir los tipos de interés para contener la inflación, lo cual también afectaría financieramente a Argentina.
“Eso implicaría que muchos de los fondos vuelvan a los bonos del Tesoro de Estados Unidos en desmedro, por ejemplo, de bonos y otros activos de países emergentes, como Argentina”, señaló Mogliati.
Milei apuesta a que su alineación con Washington en materia de política exterior y su estrecho vínculo personal con Trump le ayuden a conseguir nuevos créditos del Fondo Monetario Internacional, incrementar el comercio bilateral y alcanzar un acuerdo de libre comercio con EE.UU.
Pero para Mogliati es improbable que mejoren las oportunidades comerciales con Estados Unidos con un Trump que promete proteger la producción de su país, cuyo sector agrícola es uno de los principales competidores globales para el potente sector agropecuario argentino.
“Además, si Trump está pensando en salirse de los acuerdos de libre comercio para manejarse de manera autónoma con la imposición de aranceles, no veo factible que pueda llegar a un acuerdo con el Gobierno argentino”, comentó el experto.