El arte del exilio republicano español de 1939, ocasionado por la Guerra Civil, fue la semilla del movimiento de la Ruptura en México, afirmó el historiador de arte Luis Rius en el recorrido por la exposición El triunfo de la espiga, que se presenta en el Museo Kaluz.El curador mostró dos pinturas en las que se observa los estudios de los artistas españoles Antonio Rodríguez Luna y Arturo Souto, a donde acudían los jóvenes creadores mexicanos que formarían parte del movimiento que rompió con la Escuela Mexicana de Pintura, encabezada por Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros.Esos espacios artísticos eran visitados por los estudiantes que después serían los grandes artistas de México, como Vicente Rojo, Lilia Carrillo, José Luis Cuevas, Manuel Felguérez y Alberto Ginorella. “Quisimos hacer énfasis en los estudios porque aquí se formaron algunos de ellos”.Relató que hace mes y medio en el archivo de Arturo Souto, revisando invitaciones y papeles, encontró junto con la hija del artista dos documentos muy importantes.“Uno en el que se aprecia el escrito de León Felipe, quien le dice que México es una tierra de pintores y pintan muy bien, que puede venir ya que Souto se encontraba en La Habana. Le dice que puede mover influencias para que se venga a este país”.La otra es una carta que le envía José Luis Cuevas a la viuda de Souto, invitándola a una exposición: “Tiene que venir porque mi forma de dibujar yo la aprendí directamente del maestro. Es muy interesante porque es un contraste con la Escuela Mexicana de Pintura”.Rius explicó que con motivo del 85 aniversario del exilio español en México se organizó esta muestra El triunfo de la espiga, dividida en tres núcleos históricos: el éxodo y el cautiverio en Francia de los derrotados en la Guerra Civil española; la etapa posterior marcada por la nostalgia de la patria perdida y, la adaptación a la tierra mexicana.En esta muestra, también se presenta el autorretrato del artista Roberto Fernández Balbuena, el personaje que encargó de salvar el acervo del Museo del Prado, las embaló y las sacó de España, para que cuando acabara la Guerra Civil, regresaran a su sede original, ganando los franquistas.También destaca el trabajo de la artista May Martín, que se va descubriendo e interesando a investigadores mexicanos y español hace algunos años. Asimismo, aparecen coleccionistas y españolas, además de dos publicaciones ibéricas, una de Carmen Gaytán que escribe un libro sobre las mujeres del exilio y otro libro de Yolanda Guasch: Mujeres artistas en México. Las generaciones del exilio español. Sumándose a ello, que el Museo Kaluz, adquirió buena parte del lote de esta artista, con 30 piezas.Y como en todo, la presencia de Diego Rivera, con sus desplantes, deseos y fobias, los artistas del exilio también fueron objeto de sus críticas, ya que era “anti gachupín, como lo reflejan sus obras cuando representa e Hernán Cortés”, refirió Rius.Con su sólo deseo, algunos artistas regresaron a su país, otros vivieron en la sombra, a menos que contara con el beneplácito de Diego Rivera.El especialista indicó que el objetivo principal dentro de esta conmemoración es hacer la visita interesante al exilio español y reconocer que en México sigue viva esta tradición aunque sea simbólica.Pese a sus posturas políticas, el arte de los artistas españoles, en general, se volvió retratos de estudio y de personas, experimentaciones plásticas y trabajos abstractos, bandas formales, sin interesarles la pintura social mexicana.La exposición El triunfo de la espiga, que se presenta en el Museo Kaluz, se puede visitar en avenida Hidalgo 8.PCL