Sánchez comenzó en Dos Hermanas su vendetta. Cuando era una sombra repudiada por su propio partido, usó precisamente Sevilla para comenzar su asalto. Fue la zona cero de su épica victoria sobre el PSOE tradicional al que ha acabado reventando desde dentro rompiendo con los principios que nacieron en la clandestinidad de Suresnes. Aquel socialismo giraba en torno a la figura de un sevillano capaz de lograr 202 diputados, un presidente respetado en un partido donde discrepar era una opción y que acabó también devorado por una corrupción descontrolada. La misma que se llevó por delante al PP de Rajoy. Hoy, este PSOE purgado se ha convertido en una suerte de religión, el sanchismo, donde la figura del líder está...
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