Desde el lunes, Juan Lobato fue comprobando cómo perdía apoyos a raudales no solo en Ferraz, sino sobre todo en el PSOE de Madrid. Nadie entendía por qué había acudido al notario a llevar una «conversación privada» con una asesora de La Moncloa, Pilar Sánchez Acera , sobre un documento fiscal confidencial del novio de Ayuso. Nadie quería entenderlo tampoco. Ni mucho menos aceptar las insinuaciones que hizo el propio Lobato el martes en la Asamblea, cuando afirmó que confiaba en que no fuera falso que ese documento procediera de los medios de comunicación, porque las consecuencias, dijo, serían «bastante graves». Desde el principio de la semana, Lobato ha ido comprobando cómo se quedaba solo. Hasta su grupo parlamentario en...
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