Bruselas es una de las ciudades de Europa con más encanto con respecto a sus edificios. Más allá del famoso Atomium, la capital de Bélgica tiene a Grand Place, la plaza más bella del mundo, como principal atractivo. Y es que la belleza que posee no se puede ver en casi ningún rincón del viejo continente. La Maison des Ducs de Brabant o la Maison des Brasseurs son dos claros ejemplos, pero otro edificio que se encuentra en la plaza belga es el Ayuntamiento. Si bien se trata de una obra arquitectónica sin igual, su riqueza se ve empañada por un error que casi nadie imagina: es asimétrico.
Desde lejos, se distingue por su enorme torre de más de noventa metros de altura y el arcángel San Miguel, patrón de la ciudad, en lo más alto como punto de referencia. Sin duda, el Ayuntamiento de Bruselas es un tesoro arquitectónico y atrae a turistas de todo el mundo.
No solo por ser una pieza clave una plaza incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde el 1998, sino por el impresionante diseño gótico con el que cuenta este edificio del siglo XV. Si bien es cierto que cada uno de los edificios que bañan la plaza impactan al turista que acude a verla, este ayuntamiento es quizás la construcción más espectacular del corazón de Bruselas. Restaurada en 1840, se incorporaron en aquel años más de trescientas esculturas en estilo neogótico en toda su fachada.
En su interior se puede visitar un hermoso patio con dos fuentes que representan a los dos ríos más importantes de Bélgica el Mosa (Meuse) y el Escalda (Scheldt). Se puede contemplar también una escalera cuyas paredes están ornamentadas con pinturas murales de los siglos XVI, así como mobiliario, objetos preciados o cuadros de destacados dirigentes de la historia belga.
En definitiva, un edificio con mucha historia tanto dentro como fuera de la construcción y una obra arquitectónica única en el mundo, pero con el detalle de que su fachada, para sorpresa de muchos, no es del todo perfecta por la asimetría que está presente. Un factor del que muchos no se dan cuenta, aunque al fijarse en la puerta puede entenderse mejor. Y de hecho, no es un "defecto" tan minúsculo como parece.
Jacob van Thienen, su colaborador Jean Bornoy, y Jan van Ruysbroek fueron los arquitectos que estuvieron detrás del Ayuntamiento de Bruselas. El último de ellos, de la corte de Felipe el Bueno, fue el encargado de la gran torre, mientras que se cree que los otros dos se hicieron cargo de la construcción. Se trata del único edificio medieval que queda en Grand Place, pero esta obra maestra de la arquitectura gótica tiene la torre, su arco frontal y la fachada del edificio principal notoriamente descentrados entre sí.
Quizás la notable "asimetría" del Ayuntamiento fuera consecuencia de la dispersa historia de la construcción y de las limitaciones del espacio. De ahí que en el ala izquierda se encuentran diez arcos y en el lado derecho, solo siete (más dos si se cuentan los de la torre central). Así, los de la parte derecha son más amplios, más altos, más redondeados y tienen un ventanal mayor que los del otro lado. También las estatuas del franco derecho son más grandes que las de la izquierda.
El arquitecto fue tan criticado que, según la leyenda, se subió a lo alto de la torre y se lanzó al vacío, al no poder soportar este "grave error". Por fortuna para él y para quienes pasean por Gran Place, se trata de un error que solo los más perspicaces pueden contemplar, pues si no, tal vez pueda pasar desapercibido. En cualquier caso, esto provoca que una obra única del gótico y dentro de la lista del Patrimonio Mundial no sea perfecta al 100%, al menso desde el punto de vista arquitectónico.