El Gobierno le pegará a la industria en dónde más le duele. La gestión libertaria ya viene mostrando un camino muy claro respecto de por dónde irá, y ahora ya lo hizo de modo formal y muy contundente. Con la excusa de buscar que los precios continúen mostrando la calma de los últimos meses, ahora el oficialismo va por más y pretende que para fines de año la inflación esté lo más cercana posible al 2%.
Incluso, algunos funcionarios se ilusionan con que se podría llegar a bajar de ese nivel, aunque algunos privados ya ven difícil que el 2% sea una meta alcanzable.
Hasta ahora, lo más se acercó a esa marca en los últimos meses fue el 2,7% de octubre pasado, aunque algunos privados ven que en noviembre el IPC tuvo un pequeño crecimiento.
El Gobierno entiende que el avance de los precios, sobre todo en algunos rubros, no se aletargó todo lo que debería, e incluso habla de que todavía se está jugando con las previsiones de un dólar bastante más alto al que hoy marcan las pizarras.
"Se sabe, muchas veces la industria maneja los precios en base a expectativas de diferentes variables, y aquí una de las cosas que ocurre es que una de ellas, la cotización futura del dólar, está sobrevaluada. A partir de allí, los precios crecen más de lo que deberían. Esto no se puede permitir", afirmaron fuentes del Gobierno a El Cronista.
En base a esto, en Casa Rosada no están pensando en nada que tenga que ver con una regulación de precios como la que se dio en gestiones anteriores. Estas políticas no están en el espíritu libertario, aunque esto no quita que se busque hacerlo con otras herramientas.
En reuniones separadas que se vienen manteniendo hace algunos días, y sin que se transformara en el tema central de esos encuentros, las empresas fueron notificadas sobre la idea de abrir cada vez más las importaciones, sin dudas uno de los grandes cucos para la industria.
Con esto, el Gobierno analiza que se generará una competencia con los productos locales, que terminará por generar una moderación en los precios. En este sentido, en los últimos días se dieron dos pasos importantes. El primero, la ampliación de u$s 1000 a u$s 3000 el monto para traer a la Argentina productos vía courier, y luego la eliminación del cobro del Impuesto PAIS para nuevas importaciones.
Las expectativas de un dólar aletargado colaboraron a reducir los precios de los productos importados, y se espera que en noviembre la tendencia se profundice.
La industria, claro, no está de acuerdo con la visión oficial que indica que hoy muchas industrias manejan sus precios en base a una previsión de un dólar más alto que el actual.
Sostiene que muchos productos vienen en baja, y que la implementación de medidas como la eliminación del Impuesto PAIS colaborará con el abaratamiento de algunos insumos de la industria, lo que debería impactar en el valor final de algunos productos, aunque esto dependerá de su incidencia en el total.
"Estamos de acuerdo con la eliminación de impuestos para que podamos abaratar costos y producir más barato. Pero acá lo que se plantea es la apertura de importaciones en general. Esto no va en favor de la industria sino todo lo contrario; se está pasando hacia otro lado, más peligroso y que sin dudas puede poner en riesgo muchos puestos laborales y hasta empresas", confió un industrial a El Cronista.
Lo que restará por ver ahora es en qué sectores se podrá ver un mayor intento de presión hacia los precios a partir de más importaciones. Si bien la idea del Gobierno es "abrir las importaciones en general", hay sectores con los que la relación -en este sentido- es más tirante.
Uno de los más claros es textil. La industria ya viene percibiendo la avanzada hacia el sector, y habla de los efectos que esto podría tener en cuanto a la continuidad de la mano de obra y de empresas. Y siempre teniendo en cuenta la visión oficial, los últimos datos del Indec no ayudan a los textiles. En octubre fue el segundo segmento que más empujó el IPC, con un avance de precios de 4,4%, por encima del 2,7% que marcó la media.
En tanto, el Gobierno también pretende que la industria mejore algunas de sus variables, como el uso de la capacidad instalada, que alcanzó en agosto al 61,3%, por debajo del 67,9% de igual mes del año pasado.