Aprender a ir «lento corriendo rápido» puede sonar contradictorio, pero es una de las premisas fundamentales para quienes buscan
correr distancias largas de manera eficiente. Con frecuencia los corredores principiantes, o incluso algunos más experimentados, caen en la trampa de pensar que mejorar significa correr a grandes velocidades todo el tiempo. Sin embargo, la verdadera habilidad está en encontrar un ritmo estable que te permita mantenerte en movimiento por largos periodos sin agotarte prematuramente. Este concepto no significa reducir tu velocidad al mínimo, sino encontrar un equilibrio donde te muevas con fluidez, sin sentirte forzado, y
manteniendo una velocidad controlada y constante.
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