La religiosidad popular alcanza su mayor grado de expresión en la calle. Se podrán escribir cientos y cientos de artículos científicos al respecto, se podrá teorizar sobre las razones que explican esta expresión de fervor popular y se podrá debatir incluso si se puede ser ateo y cofrade. Para eso se hace el II Congreso de Hermandades y Piedad Popular , para ahondar en el complejo mundo de la religiosidad popular . Y ahí están los resultados, pero no de ahora, sino de hace ya casi un siglo con los escritos sobre la Semana Santa de Manuel Chaves Nogales, Eugenio Noel o Antonio Núñez de Herrera , que se acercaron con bastante acierto a desentrañar la grandeza de la religiosidad popular de esta tierra. Pero como no hay teoría sin práctica , resulta difícil entender las posibles conclusiones de este congreso si no se vive el agobio de una bulla, una revirá que encoge el pecho o el nudo en el estómago que produce la visión de la trasera de un palio marchándose. Por esta razón, la religiosidad popular que centrará el debate en el II Congreso de Hermandades y Piedad Popular saldrá a la calle en forma de procesión magna como colofón a dicha cita. La procesión de clausura del Congreso de Hermandades , a la que el pueblo ha rebautizado como «la Magna», congregará en las calles de Sevilla a las principales devociones de la ciudad, así como una muestra de otras imágenes letíficas de fuerte arraigo devocional en otros puntos de la provincia. En total serán ocho imágenes , cinco de la capital y tres de la provincia, las cuales concitan la fuerza de la devoción del pueblo y el peso de una historia forjada en la expresión de la piedad popular como elemento indisoluble a las mismas. Las ocho imágenes que participarán en la procesión magna de clausura del Congreso de Hermandades son las siguientes, según el orden de paso por el itinerario oficial: La devoción a la Virgen de los Reyes se remonta al siglo XIII y está íntimamente relacionada con Fernando III y su asedio a la ciudad de Sevilla en 1248. Pese a las leyendas que envuelven su origen, se trata de una imagen de factura anónima que responde a los cánones artísticos del Gótico francés, por lo que algunos historiadores señalan que se trató de un regalo de Luis IX de Francia a su primo Fernando III. Una de las características de la Virgen de los Reyes es su peculiar palio de tumbilla , con un particular perfil semicircular desarrollado a medio cañón. El diseño se debe al arquitecto Juan Talavera y se estrenó en 1924. Con ocasión de la Magna de Sevilla, el palio de la Virgen de los Reyes presenta la renovación total de los bordados de la tumbilla bajo diseño de Francisco Javier Sánchez de los Reyes, inspirado a su vez en el proyecto original de Talavera. El Señor del Gran Poder , popularmente conocido como el Señor de Sevilla , es uno de los pilares devocionales de la capital hispalense . Su imagen ha traspasado fronteras como santo y seña de la religiosidad popular de la ciudad. Tallado en 1620 por el imaginero cordobés Juan de Mesa , la portentosa imagen del Nazareno concita a multitud de fieles a diario en su basílica, fundamentalmente los viernes. Su rostro forma parte del imaginario colectivo sevillano de la Semana Santa de Sevilla. La propagación de la devoción al Señor del Gran Poder por la geografía andaluza se debe a la contribución del beato fray Diego de Cádiz , que escribió la Novena al Señor en 1799. Por su parte, el beato Marcelo Spínola imprimió en la corporación un alto sentido del compromiso con los más necesitados. Tras conquistar lo que hoy es Lora del Río, Fernando III cedió el territorio a la Orden de San Juan del Hospital de Jerusalén, incluyendo siete fortalezas, siendo la de Setefilla la cabecera. Allí se levantó una iglesia en honor a Nuestra Señora de la Encarnación , en torno a la cual se originó una aldea que comenzó a rendir culto a aquel icono mariano. La devoción no tardó en extenderse por el resto de pueblos hasta convertirse en un símbolo de identidad y fe para los loreños. La imagen actual es obra de Agustín Sánchez-Cid y vino a sustituir a la primitiva Virgen de Setefilla, desaparecida en 1936. Cabe destacar que la patrona de Lora del Río procesiona en el templete más antiguo que se conserva en la Archidiócesis de Sevilla, ya que data de 1694-96. Al igual que sucede con la Virgen de los Reyes, la imagen de la Virgen de Valme hunde sus raíces en el papel que jugó el rey Fernando III en el asedio a Sevilla. Según la leyenda, y ante la dificultad de conquistar la ciudad, el monarca imploró a la Virgen pronunciando «¡Váleme, Señora!» , de donde la imagen toma su advocación. Su devoción arraigó en Dos Hermanas , siendo llevada al pueblo en rogativas en multitud de ocasiones. Aunque la imagen es una talla gótica, la fisonomía actual responde a una intervención dirigida por el pintor Virgilio Mattoni a finales del siglo XIX. Esto se debe a que en el siglo XVII, la Virgen fue mutilada para adaptarla al gusto barroco que imperó en la baja Andalucía. Venerada originariamente en Sevilla, la Virgen de Consolación llega a Utrera en 1507 tras una epidemia de peste que asoló el convento en el que residía. Posteriormente fue depositada en el beaterio de Santo Domingo y en 1520 fue a parar a una ermita levantada extramuros por la Orden de los Mínimos. Allí protagonizó el milagro de la lámpara de aceite , que permitió la rápida expansión de la devoción a la Virgen de Consolación . La talla de la imagen se remonta al siglo XIV, siendo en un origen de talla completa y sedente. Sin embargo, a raíz de la famosa leyenda, la Virgen de Consolación empezó a coger fama de milagrosa , lo que conllevó un aumento del culto y los donativos, que permitieron intervenir la talla y adaptarla como imagen de candelero según el gusto barroco de la época. Con su mano derecha sostiene un barquito de oro y cristal de roca, un atributo que permite identificar a la Virgen de Consolación. La imagen del Cristo de la Expiración , obra cumbre de la imaginería barroca española, se debe a la gubia de Francisco Antonio Ruiz Gijón y data de 1682. Cuenta la leyenda que el imaginero presenció la agonía del Cachorro, un gitano de la cava asesinado por un payo debido a una supuesta riña de amores. El rostro moribundo del gitano impactó tanto a Ruiz Gijón que lo plasmó en la madera. Los trianeros reconocieron rápidamente a aquel crucificado: «¡Es el Cachorro!» . El Cristo de la Expiración es una de las imágenes que más y mayor devoción despierta en Sevilla . Es, por tanto, uno de los máximos exponentes de la religiosidad popular en la ciudad. Por esta razón, El Cachorro participará en la procesión de clausura del Jubileo de las Hermandades que se celebrará en Roma el 17 de mayo de 2025. La Hermandad de la Esperanza echa raíces en la parroquia de Santa Ana gracias al gremio de los ceramistas y en 1616 se fusiona con la de las Tres Caídas . Tras residir en varios templos trianeros, la corporación adquirió en 1751 unos terrenos en la antigua calle Larga, hoy Pureza. Allí edificó su actual capilla , en la que se instalará en 1815. Tras la revolución de 1868 tuvo que abandonarla hasta su regreso definitivo en 1962 . Todo apunta a que la Virgen de la Esperanza fue realizada a principios del siglo XIX por Juan de Astorga, aunque otras teorías sostienen que podría ser bastante anterior . No obstante, las intervenciones de Gumersindo Jiménez Astorga y, sobre todo, la de José Ordóñez cambian su fisonomía por completo. Será Antonio Castillo Lastrucci quien le dé a la Virgen el aspecto más cercano a nuestros días con la realización de un juego de manos y una nueva mascarilla en 1929, que fue restaurada con una nueva encarnadura por Luis Álvarez Duarte en 1989. Hablar de religiosidad popular en Sevilla implica hablar, irremediablemente, de la Esperanza Macarena . Su imagen ha marcado el devenir de la iconografía de dolorosa sevillana y ha sido fuente de inspiración para numerosos artistas. La Virgen de la Esperanza Macarena es una imagen datada en la segunda mitad del siglo XVII y de autoría anónima . A pesar de ello, se atribuye su hechura al círculo de Pedro Roldán, más concretamente a su hija Luisa, 'La Roldana'. La devoción a la Virgen de la Esperanza nació a finales del siglo XVI en el desaparecido convento de San Basilio gracias al gremio de hortelanos y a los monjes basilios que asistían a los enfermos del Hospital de las Cinco Llagas . En este sentido, el barrio de la Macarena comienza a identificarse cada vez más con esta imagen hasta configurar la devoción universal que hoy conocemos. Recientemente, el Papa Francisco le ha concedido la Rosa de Oro , la máxima condecoración que otorga la Iglesia católica, siendo la primera dolorosa de España en ser merecedora de tal distinción.