Si Julio Verne relató la vuelta al mundo en ochenta días, Morante de la Puebla está descubriendo su espíritu viajero en una vuelta al ruedo por distintas ciudades europeas que rebosan cultura. Enamorado del arte en todas sus expresiones, José Antonio Morante, del que empresas y afición esperan ansiosas su regreso, está embelesado con países como Italia. De Venecia a Roma, el 'Papa' actual del toreo visita el Coliseum, se recrea en Piazza del Campidoglio y pasea por las calles de la capital como un turista más. O contempla la basílica de San Marcos acompañado por su apoderado, Pedro Jorge Marques. Al encontrarse de viaje, no pudo estar fue en la misa de acción de gracias de la Hermandad del Baratillo en memoria de las gentes del toro que se fueron esta temporada, desde primeras figuras a taquilleros. El director espiritual, don Andrés Ybarra, trazó bellas metáforas sobre la vida y el toreo. La devoción por la Virgen de la Caridad, patrona de la antigua Vejez del Toreo, se extiende como su manto. No faltaron Paco Ojeda –que colocó un capote en la sacristía–, Manuel Jesús 'El Cid', Miguel Báez 'Litri', Tomás Campuzano, Eduardo Dávila Miura, Joaquín Moeckel o Rogelio Gómez, entre muchos otros. No pudieron acudir Andrés Roca Rey, al encontrarse en Perú; Juan Ortega, por su confirmación en México, ni el citado Morante, que en esta ocasión se encontraba explorando el arte bizantino de Estambul. Y lo hace feliz, empapándose de cultura. Morante de la Puebla donó el vestido con el que soñó el toreo en la Feria de Abril de 2016, con su pureza y su clásica raíz, hasta desorejar a su octavo toro de un ciclo en el que el sevillano era el pilar. Con su vestido verde, verde como el viento de Lorca, verde como los suspiros del poeta, Morante cuajó una obra de antología, de esas que se cuentan de palabra de abuelos a nietos. Como se contará que con aquella saya verde de la Virgen de la Caridad una primavera de abril el genio rindió Sevilla.
