Hoy quiero empezar por una pregunta muy simple que puede tener un rango de respuestas, pero habrá respuestas. ¿Si una persona sola tiene ingresos por 1,200 soles mensuales, cuánto es prudente que tome de deuda a, digamos, dos años?
Por supuesto, habrá que determinar si sus ingresos son fijos, o si fluctúan en torno a un promedio de 1,200 soles, o si hay perspectiva de que aumenten. Asimismo, querremos saber ¿cuál es la tasa de interés?; ¿cuánto son sus gastos fijos?; ¿existe alguna fuente de ingresos alternativos?; ¿existe alguna obligación adicional?; y otros similares. Pero, una vez respondido esto, tendremos un rango, relativamente pequeño, dentro del cual encontraríamos a casi todas las respuestas.
Si la persona en cuestión es una persona típica, que generalmente gasta un muy elevado porcentaje de lo que le ingresa, no espera un incremento importante en sus ingresos y no tiene ninguna fuente alternativa de ingresos, les garantizo que ninguna respuesta sensata será ni cercana a 2,500 soles. Si la persona les anuncia que el próximo mes tiene pensado prestarse 1,500 soles más, uno dirá que está loco. Si además esta persona tiene juicios perdidos por un total de 1,000 soles más, la verdad uno ya no sabría qué pensar.
Esta es, por increíble que parezca, la realidad de la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) si multiplicamos por un millón las cifras en soles y cambiamos un mes por un año. Incluso el ejemplo sería más favorable que la realidad que enfrenta la MML porque en lugar de 24 años tendría solo 20 años de plazo para pagar la deuda.
Invertir es necesario ¡pero no a cualquier costo! ¿Qué quiero decir con esto? Que toda buena inversión debe ser bien planificada, debe ser sostenible y debe financiarse razonablemente. Así, no deberíamos empezar obras que atraen aprobación (¡y vaya si han tenido aprobación, miren las encuestas!) si sabemos que estas obras están pobremente planificadas de tal modo que probablemente no se completarán como estaba previsto (como sabemos por experiencia). No deberíamos anunciar las obras si sabemos que para hacerlas nos hemos sobreendeudado de tal modo que cuando nosotros (sí, nosotros, los contribuyentes) tengamos que atender la deuda no habrá recursos para que las próximas dos o hasta tres administraciones de la MML puedan iniciar ninguna obra nueva.
La pregunta evidente es ¿cómo puede la MML endeudarse tanto? Lo ha hecho en el mercado y los bonistas no son tontos. La respuesta es, ¡por supuesto que los bonistas no son tontos y por eso esperan obtener su dinero de vuelta con una buena utilidad! ¿Cómo lograrán esto?
La deuda se ha pactado a un interés de un poco menos de 10%, cuando la deuda equivalente del Estado peruano está algo debajo de 7%, es decir están cobrando 3 puntos porcentuales más. Esto ocurre a pesar de que esta deuda es, en la práctica, “cuasi soberana”, lo que quiere decir que es casi como si fuera deuda del Estado (pero es mucho más cara). Para ilustrar, es como lo que ocurrió con Petroperú, que colocó deuda en el mercado (deuda impagable por la empresa) porque los bonistas sabían que el Estado intercedería para salvar a la empresa en caso de necesidad (como lo ha hecho ya varias veces). ¿Acaso hay alguien que piense que si la MML no puede atender su deuda el Estado la va a dejar quebrar? ¡Por supuesto que no! No sabemos la forma exacta que tomará este salvataje, pero que ocurrirá de ser necesario, ocurrirá.
En otras palabras, los bonistas están encantados y prestarían lo que les pidan. Cobran más, pero en la práctica asumen un riesgo menor del Estado peruano en lugar de un riesgo MML. Esto lo sabe de más el alcalde Rafael López Aliaga, experto financista, y lo sabe también el Ministerio de Economía y Finanzas que intentó infructuosamente bloquear el endeudamiento de la MML porque sabe que es el Estado el que está asumiendo el riesgo y que esto es más cierto conforme mayor sea la deuda.
Vayamos ahora a los aproximadamente 1,000 millones de soles (unos 250 millones de dólares) que la MML ya debe por los arbitrajes que ha perdido contra diversos concesionarios. Sobre esto escribí en mi columna del 19 de marzo pasado. El alcalde se niega a pagar y apela por apelar, lo cual va acumulando intereses haciendo más grande la cuenta a futuro. La MML incluso llevó a juicio el caso en Estados Unidos y el resultado fue un humillante fallo en contra de la MML, donde la jueza básicamente dijo que se dejaran de rodeos y que paguen.
Como nota aparte, el Tribunal Constitucional (TC) ordenó (“sin dilación ni ralentización”) hace ocho meses a la MML que proceda a construir una vía alterna a la vía cuyo peaje el TC suspendió en Puente Piedra y hasta la fecha la MML no ha tomado ninguna acción al respecto.
¿Por qué la MML hace todo esto? ¿Por qué imposibilitará nuevas inversiones a futuro y por qué dilata el pago de arbitrajes y el inicio de obras judicialmente mandadas sin posibilidad de apelación? Algunos dirán que la respuesta es que eso será el problema de futuros alcaldes, no del actual.
El alcalde actual está contemplando otra postulación a la presidencia de la república. Está en libertad de hacerlo y, valgan verdades, sería mejor candidato que la mayoría de los que se mencionan como posibles postulantes a la presidencia. Justamente por eso es que preocupa que esté tomando posturas financieras irresponsables y claramente negativas para la inversión privada y el estado de derecho.
Como parte de su campaña por la presidencia, el alcalde quiere hacer, o por lo menos comenzar a hacer, obras que pueda sacar a relucir. Para ello, puede contar con la gran inversión de la MML. La proyección anual promedio de la inversión de la MML entre 2024 y 2026 es más del triple que la inversión anual promedio de la MML en los últimos cinco años (2019 al 2023). Para quien pregunte, esto jamás se ha dado antes.
Siendo cínico, se puede pensar que no importa que la MML no cuente con recursos por muchos años, mientras sea después del 2026. Tampoco importará que se tengan que pagar 1,000 millones de soles por arbitrajes perdidos, en la medida que se demore lo suficiente el pago. Mientras tanto, se puede hacer campaña acusando de esto a Odebrecht, cuando ésta cuenta con solo el 25% del capital y esto es así solo porque la MML no autoriza que el 25% de Odebrecht sea vendido a un inversionista de prestigio, Brookfield, quizás el más grande fondo de inversión en infraestructura del mundo. Tener a Odebrecht como contrincante es útil para simular luchas del bien contra el mal, independientemente de que esto lleve a que se espante, con razón, la inversión privada en las grandes concesiones que son cruciales para el desarrollo de Lima y otras ciudades.
Los intereses legítimos de 10 millones de limeños siempre deben pesar más que los intereses políticos de su líder de turno.